
En medio de la polémica sobre si se continúan las obras del AVE a Galicia o no, la realidad recomienda al nuevo Gobierno parar la infraestructura. Sobre todo, después de comprobar que al Ministerio de Fomento no le han salido las cuentas en la alta velocidad levantina durante su primer año de funcionamiento.
Los datos que ofrecía ayer Renfe Operadora hablaban por sí solos. Un año después de ponerse en marcha esta faraónica inversión de más de 12.400 millones de euros, sólo 2,08 millones de pasajeros han utilizado este AVE desde Madrid a Valencia. La cifra supone casi un millón menos de clientes de lo esperado, a tenor de las expectativas anunciadas por la compañía presidida por Teófilo Serrano, que se habían fijado en casi 2,9 millones de pasajeros.
Algo parecido ocurre con todo el corredor, que une la capital de España con la capital del Turia y con otras ciudades como Cuenca, Albacete, Alicante y Castellón. La realidad es que ha transportado 3,5 millones de clientes desde su inauguración el 19 de diciembre de 2010. Un dato que da al traste con las ilusiones de Renfe Operadora, que esperaba superar los cuatro millones de usuarios.
Si los pasajeros fallan, las cuentas también. Las primeras previsiones del Ministerio de Fomento estimaban que la línea de alta velocidad Madrid-Valencia empezaría a ganar dinero a comienzos de 2012. Con un millón de pasajeros menos de lo previsto la rentabilidad es imposible de conseguir en tan poco tiempo. Y eso que desde el primer momento, Renfe Operadora realizó una apuesta, a su juicio, conservadora, al lanzar sólo 15 frecuencias en un principio, cuando algunos cálculos internos hablaban de que la línea podía digerir hasta 17 y 18 frecuencias desde el estreno.
Dudosa rentabilidad en Galicia
Ante estos resultados con una línea que aparentemente iba a ser rentable, ¿qué ocurriría con el AVE a Galicia? Como ya adelantó elEconomista, el propio Ministerio de Fomento había encargado varios informes sobre la rentabilidad de la ruta y los escenarios más pesimistas avisaban de que la alta velocidad gallega no iba a ser rentable, ya que sólo daba para tres trenes diarios: apenas 3.000 pasajeros.