
Seamos sinceros, entre las primarias, los caucuses, los que arrojan la toalla, los delegados y las puñaladas por la espalda es difícil aclararse con el enrevesado sistema electoral de los estadounidenses. Este 5 de febrero se convertirá en una jornada decisiva para perfilar qué dos figuras se enfrentarán finalmente cara a cara para instalarse en la Casa Blanca.
Prepárense porque el 5-F, también conocido como supermartes , tsunami o megamartes, promete convertirse en una caótica batalla campal, en la que hacerse con el mayor número de delegados es el objetivo principal.
Del lado demócrata, un total de 22 estados celebrarán sus primarias, lo que repartirá 1.681 delegados "prometidos", alrededor de un 52 por ciento de los aproximadamente 2.025 necesarios para garantizar la nominación. En el frente republicano, habrá 975 delegados en juego en 21 estados, un 41 por ciento de los 1.191 necesarios para ser elegido.
Antes de continuar, cabe realizar un inciso y hacer una clara distinción entre los delegados "prometidos" y los "súper delegados". Los primeros son aquellos elegidos durante las primarias cuyo apoyo debe ir al candidato votado durante este proceso, y nunca pueden cambiar su posición durante la convención del partido en cuestión.
En el caso de los "súper delegados", formados por senadores, congresistas, gobernadores y ex presidentes, pueden reservarse el derecho a cambiar de bando en cualquier momento antes de la convención. Actualmente, existen alrededor de 796 "súper delegados".
Clinton y Obama, a solas
El Comité Nacional Demócrata, al contrario que los republicanos, reparte sus delegados de forma directamente proporcional al voto conseguido por lo que, con John Edwards fuera de juego, Hillary Clinton y Barack Obama se repartirán el total de delegados en juego en los 22 estados, puesto que no hay ningún otro candidato liberal que vaya a sobrepasar el 15 por ciento de votos necesario para conseguir entrar en el reparto.
Los conservadores -John McCain, Mitt Romney y Mike Huckabee-, cuentan con una regla mucho más simple, el ganador en cada estado se lleva todos los delegados, como sucederá en Oklahoma, por ejemplo. Eso sí, algunos estados como Georgia o Tennesse los reparten de forma proporcional, similar a los demócratas.
Con este panorama, ¿qué cabe esperar el próximo martes?, ¿qué estados son más favorables a decantarse por uno u otro candidato? Pese a que en el juego político estadounidense no puede considerarse como una ciencia cierta, sí se puede realizar una radiografía aproximada de los puntos fuertes y débiles de los aspirantes que han sobrevivido hasta el supermartes.
Los demócratas
A Clinton, el sistema proporcional de los demócratas no la beneficia, ya que es probable que quede en primer lugar en más estados, por lo que la clave el próximo 5-F estará en fomentar la ventaja en los estados que ya han mostrado un popular interés por la primera mujer que aspira a la presidencia estadounidense. La senadora de Nueva York parte como favorita en tres estados clave: Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut y es que, al fin y al cabo, la Costa Noreste de EEUU siempre ha sentido cierta predilección por la mujer del ex presidente Bill Clinton.
Este trío de ases contabiliza un total de 468 delegados, una cifra nada desdeñable que reforzaría su ventaja sobre Obama. En Arkansas tampoco olvidan que antes del periplo de su marido por la Casa Blanca, Clinton fue la primera dama del estado mientras su marido fue gobernador, por eso, los 47 delegados del área podrían acabar en su bolsillo.
Clinton y la comunidad latina
Como bien demostraron las primarias en Nevada y Florida, Clinton tiene un fuerte apoyo entre los hispanos, mientras que Obama no termina de calar entre la comunidad latina de EEUU. Con un 25 por ciento de población hispana cada uno, los estados de Arizona y Nuevo México podrían destinar buena parte de sus 105 delegados a las filas de la senadora. El poder latino también supone un fuerte nicho en California, que ofrece un mordisco de 441 sabrosos delegados, aunque en el colosal estado, el sex-appeal de Obama en la Meca del Cine podría suponer un revés para Clinton.
Así, la senadora de Nueva York además de potenciar su campaña en California, donde el pasado jueves debatió a solas con Obama, debe prestar atención a Arizona, Nuevo México, Kansas, Missouri o Massachusetts.
En el caso del primer aspirante negro al Despacho Oval, su situación no es menos compleja. Obama debe seguir luchando por hacer brillar su estrella ensombrecida por una archiconocida Clinton. Aún así, el apoyo estelar de actores, actrices, y presentadores de televisión, entre otros, parece haber sido una herramienta de relaciones públicas de lo más efectiva.
Obama, una máquina de hacer dinero
Además, el joven senador de Illinois se ha convertido en una máquina de hacer dinero, puesto que sólo en enero ha conseguido la friolera de 32 millones de dólares y cerca de 224.000 nuevos donantes. Con este suculento cheque, no es de extrañar que Obama haya lanzado campañas de publicidad en 20 de los 22 estados en los que cazará delegados. Curiosamente, Clinton sólo se ha publicitado en 12.
Obama contará con un fuerte apoyo en Illinois, el estado del que es senador y que le podría proporcionar hasta 185 delegados. El candidato de color podría batir a Clinton en pequeños caucuses como en Minnesota y Kansas, con 88 y 41 delegados respectivamente, donde podría repetir el éxito obtenido en Iowa.
Obama podría dar el golpe de gracia en primarias en las que el voto de republicanos e independientes sea admitido. Así, estados como Colorado y Missouri, con 71 y 88 delegados, donde los demócratas no suelen pegar fuerte, serán un nicho importante para el candidato liberal, puesto que podría llevarse los votos de aquellos indecisos espantados por Clinton.
Pese a que Nueva York, con 281 delegados, sea terreno de Clinton, los últimos devaneos electorales apuntan a un favoritismo especial en la Gran Manzana hacia el senador de color. Algo parecido sucede con la dorada California, con 441 delegados, donde Clinton cuenta con una ligera ventaja que, valga la redundancia, se acorta a pasos agigantados.
Los republicanos
En el frente republicano, el nuevo niño mimado y líder de cara al supermartes , John McCain, debe convencer a los conservadores más acérrimos para que confíen en él. Su distanciamiento en ciertos asuntos como la inmigración ilegal o el apoyo de periódicos liberales como el New York Times, ponen en entredicho la férrea ideología del senador de Arizona. De hecho, esta semana la publicación estadounidense The Hill, se hacía eco de las palabras de los ex senadores demócratas Tom Daschle y Tom Downey, que aseguraban que el republicano estuvo a punto de hacerse independiente.
Rumores a un lado, McCain tendrá sus espaldas bien cubiertas con el respaldo del gobernador de California Arnold Schwarzenegger y el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, quien tras el descalabro en Florida bebe los vientos por el senador.
Con este nuevo horizonte, el ex combatiente de Vietnam podría llevarse los 274 delegados de Nueva York y California además del centenar que ofrecen los estados de Nueva Jersey, Connecticut y Delaware, hasta ahora parte del reinado de Giuliani, que tras tirar la toalla y subirse al carromato de McCain pasarían al senador.
Al sur del país, Alabama, Georgia y Tenesse, con 175 delegados en total, constituirán estados clave donde McCain tendrá que verse la cara con Huckabee. En el oeste, su estado mimado, Arizona, promete respaldar la carrera presidencial de su senador, algo que le llevaría a acumular 53 delegados. Sin embargo, la retórica a lo Reagan de Romney podría restarle puntos en California y Massachusetts.
Romney se queda con Utah
Claro está que Romney no tendrá problema alguno en embolsarse a los 36 delegados de Utah, donde la mayor parte de la población es mormona, como él, y el candidato es considerado un héroe local por salvar los juegos olímpicos de invierno.
Si echa mano de su plan de impuestos y su aireada experiencia en el sector financiero, el ex gobernador de Massachusetts podría ganarse el favor de estados donde la industria y las fábricas suponen parte esencial de la economía regional, como Delaware, Illinois, Missouri, Oklahoma y Virginia Oeste, con 217 delegados en total. Su poco aireada victoria en Wyoming podría contagiar el efecto a otros estados cercanos como Montana y Dakota del Norte.
Por último, Huckabee, que sólo se ha apuntado una clara victoria hasta la fecha, la conseguida en Iowa, cuenta con un buen respaldo, su fe. Buena parte de los 21 estados que celebrarán elecciones republicanas, la mitad, estarán situados en el sur y el centro del país, zonas marcadamente religiosas y conservadoras.
Por esta razón, Arkansas y Oklahoma, con 41 y 34 delegados respectivamente, supondrán verdaderas minas de oro para Huckabee. Sin embargo, los estados clave para este férreo cristiano serán aquellos que repartan sus delegados de forma proporcional, como los del sur, algo que permitará a Huckabee aumentar su lista considerablemente.