
La buena esencia en frasco pequeño. La pauta de la actividad inmediata del nuevo Ejecutivo español la dictó en apenas un párrafo la cumbre que el pasado 26 de octubre celebraron en Bruselas los jefes de Estado o de Gobierno de la eurozona: una nueva reforma del mercado laboral y austeridad generalizada a todas las Administraciones públicas sin excepción.
"Acogemos con satisfacción las importantes medidas adoptadas por España para reducir su déficit presupuestario, reestructurar el sector bancario y reformar los mercados de trabajo y de productos, así como la adopción de una modificación constitucional sobre equilibrio presupuestario", comienzan diplomáticamente las órdenes de Bruselas antes de coger carrerilla y enumerar las exigencias pendientes.
"Es esencial aplicar rigurosamente el ajuste presupuestario tal como fue previsto, incluso a escala regional, para cumplir los compromisos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y reforzar el marco presupuestario mediante el desarrollo de una normativa de rango inferior que haga que las enmiendas constitucionales sean plenamente operativas", reclamaron hace apenas un mes los primeros espadas de la política comunitaria.
El párrafo dedicado a España concluye: "Es necesario tomar más medidas para aumentar el crecimiento y reducir una tasa de desempleo inaceptablemente alta. Estas medidas deberán incluir mayores cambios del mercado laboral para aumentar la flexibilidad a nivel de empresas y la capacidad de inserción profesional de la población activa, y otras reformas para mejorar la competitividad, en particular ampliando las reformas en el sector de los servicios".
Las exigencias formuladas por la cumbre recibieron el respaldo de las previsiones económicas de otoño presentadas hace diez días por la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario vaticinó que España incumplirá el objetivo que le ha sido impuesto por la Unión Europea (UE) de contener el déficit presupuestario y colocarlo al cierre de este ejercicio en un nivel equivalente al 6 por ciento del producto interior bruto (PIB).
Bruselas calcula que el resultado final será del 6,6 por ciento, y culpa del desliz a las comunidades autónomas. "Mientras que el Gobierno central va en la buena dirección para cumplir su objetivo, como se refleja en los datos de ejecución presupuestaria, se esperan desviaciones de los Gobiernos regionales y del sistema de Seguridad Social", avisó Bruselas antes de exigir más austeridad: "Se necesitarían incluso más medidas correctivas para alcanzar el objetivo de déficit este año".
Riesgos en el sector bancario
La Comisión Europea también aprovechó la presentación hace diez días de sus previsiones económicas de otoño para alertar de "riesgos" en el sector bancario español por la fuerte exposición al sector de la construcción. Riesgos cristalizados en una reducción de los beneficios y una contracción del crédito. Una manera como cualquier otra de recordar al Ejecutivo que tomará el testigo del Gobierno Zapatero la imperiosa y acuciante necesidad de sanear y consolidar completamente el sector bancario.
Dominó de Gobiernos caídos
Con independencia de los resultados de ayer, la crisis económica se ha cobrado ya la cabeza de más de una decena de primeros ministros en Europa. Los últimos en caer fuera de España son el socialista griego Yorgos Papandréu y el tan conservador como libertino italiano Silvio Berlusconi.
Antes fueron decapitados el socialista luso José Sócrates, el laborista británico Gordon Brown, el conservador irlandés Bertie Ahern y su sucesor Brian Cohen y el conservador belga Yves Leterme, si bien este último cayó más por las tensiones separatistas en su país.
Los conservadores de la canciller alemana Angela Merkel encadenan desde hace año y medio un rosario de derrotas en los comicios regionales, y la cabeza del presidente francés Nicolas Sarkozy estará en juego durante las presidenciales galas que están previstas para la primavera de 2012.
Y, aunque las instituciones comunitarias felicitarán al vencedor de las elecciones en España de forma políticamente correcta, es fácil adivinar con quién se sentirán más en sintonía, visto que Alemania la dirige la conservadora Merkel; Francia, el conservador Sarkozy; la Comisión Europea la preside el conservador portugués José Manuel Durao Barroso; el Consejo Europeo lo preside el conservador belga Herman Van Rompuy; el Eurogrupo lo preside el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la fran- cesa Christine Lagarde, fue ministra de Finanzas del conservador Sarkozy.