Tras una semana subidos a la montaña rusa de los mercados bursátiles, busque el producto sin riesgo que mejor se adapte a sus prioridades. Depósitos a un mes, a un año, cuentas remuneradas, letras del Tesoro... Las opciones alejadas del riesgo se imponen. "¿Han bombardeado Londres?" "¿Hay una guerra mundial?" "En situaciones de pánico, el inteligente compra". "Da miedo ver el mercado". "Compra todas las acciones que puedas y todas las que no puedas"...
El rebote de un gato muerto
Éstas declaraciones son tan sólo una muestra de las confesiones que durante esta semana han hecho los expertos del mercado, al vivir una situación hasta ahora desconocida. A un lunes negro, que abría las puertas a un crash bursátil, siguió una histórica bajada de tipos de interés de la Reserva Federal en tres cuartos de punto y el rebote bursátil consiguiente en Europa, mientras que en Estados Unidos se minimizaban las caídas. Y así llegó el jueves, con otro espejismo: una histórica subida diaria del índice Ibex, que muchos llamaron el rebote de un gato muerto, un respiro antes de seguir con las caídas.
En definitiva, los inversores se han pasado cinco días en una montaña rusa, un viaje que para unos ha supuesto una inyección de adrenalina -"las grandes riquezas se hacen en estas crisis", indicaba Patrick Fauchier, presidente de Fauchier Partners (BNP Paribas)- y a otros ha provocado vértigo.
Para estos últimos, que han preferido sacar sus ahorros y dormir tranquilos, la banca ofrece una gama de productos, con rentabilidades que hay que saber leer y entender para que no haya sorpresas.
Junto al producto estrella, los clásicos depósitos de ahorro, el inversor puede tirar de las cuentas remuneradas, las letras del Tesoro o los fondos más conservadores, como los fondtesoro, para tener su dinero protegido de los altibajos de los mercados. "Aunque es pronto para hacer valoraciones sobre 2008, independientemente de las circunstancias del mercado, la clave reside en conseguir rentabilizar al máximo el ahorro, independientemente de su mayor o menor capacidad de ahorro", indica Javier de Antonio, director general de Ahorro e Inversión de ING Direct.
Mayor oferta de depósitos
Por eso, cada vez es mayor la oferta de depósitos. Aunque antes de contratar uno, hay que tener claro qué es lo que se quiere. "Hay dos clases de productos de pasivo y de clientes: los que garantizan el capital y dan la opción de unas rentabilidades sin especificar (depósitos estructurados), y los que aseguran la inversión y una ganancia concreta, para los clientes que no se la quieren jugar", apunta Domingo Peña, director comercial de Fondos de Bankinter.
De esta forma, Peña propone que el inversor se plantee lo que está dispuesto a arriesgar. Y si la respuesta es "nada", su producto es un depósito de toda la vida. Si está dispuesto a arriesgar algo de su capital, su producto es un estructurado, que destina parte de la inversión a una cesta de fondos de inversión, acciones o activos con algo de riesgo. "Debido a las correcciones actuales de la bolsa, el potencial de revalorización de los depósitos referenciados a bolsa es muy interesante, y ofrecen ahora muy buenas oportunidades de inversión a medio plazo, tres años o similar", considera De Antonio.
Una idea compartida por Peña, aunque reconoce que en la actual situación de mercado es difícil captar clientes a través de estos estructurados, "ya que tienen una mayor complejidad".
¿Un mes, tres, seis o un año?
Y aunque la banca tiene en campaña de forma constante un depósito estructurado, el esfuerzo promocional se concentra en los depósitos de ahorro tradicionales. Todo un mundo de posibilidades, por lo que es conveniente que el ahorrador se prepare antes de ir a la sucursal a contratarlo.
Lo primero que debe tener claro es el tiempo que quiere tener invertido el dinero. Si es de los que le gusta ir aprovechando las mejores ofertas del mercado -"yendo de flor en flor", como dice Caja Duero- su producto es el depósito a un mes, ya que lo que gana lo puede reinvertir al mes siguiente. Pero si busca tener el dinero guardado en un lugar seguro, sin tener prisa por gastarlo, busque plazos más largos, que fiscalmente le salen más rentables. Aunque todos los depósitos tributan sus plusvalías al 18 por ciento, cada mes que cambie de producto, tendrá que pasar por el fisco, mientras que si aparca los ahorros un año, la visita a Hacienda se reducirá a una.
Tipos bajos, depósitos bajos
Junto a esto, Caja Duero indica que si hay previsión de bajada de tipos de interés, entrar en un depósito anual garantiza una rentabilidad superior a la que se ofrecerá más adelante, cuando los tipos sean inferiores y las entidades tengan menos capacidad de ofrecer jugosas remuneraciones. Y esta situación se puede producir en los próximos meses en España.
Pero, teniendo en cuenta estos condicionantes, ¿son igual de rentables unos y otros? A la hora de interpretar las rentabilidades hay que tener claro que los depósitos ofrecen dos tipos de interés, el nominal (TIN) y el anual (TAE). Mientras que el primero informa sobre el porcentaje de dinero que se da al inversor cuando se ejecuta el pago de intereses, la TAE indica lo que ganará año a año, teniendo en cuenta las comisiones y gastos.
Un 11% TAE al mes es casi un 1%
Pero si un depósito le ofrece un 12 por ciento TAE al mes, no crea que cuando recoja sus ahorros habrá ganado ese porcentaje del dinero invertido. No. Debe hacer los cálculos de lo que supone ese 11 por ciento en doce meses. Por ejemplo, una inversión de 1.000 euros al 11 por ciento TAE supone que el inversor gane un 0,9 por ciento (9,17 euros) en un mes.
Más sencillo resulta en los depósitos a un año, en los que la TAE ofrece la información real de lo que ganará el inversor pasado un año. Eso sí, tanto a unos como a otros se les deben descontar el 18 por ciento que le retendrá Hacienda en las plusvalías obtenidas, y las comisiones, si es que las tienen, aunque en las actuales ofertas sólo se suelen aplicar como penalización por sacar el dinero antes de tiempo.
Dentro de la oferta a un año, los productos más rentables ofrecen retribuciones del 5,25 por ciento TAE. Superior al 3,6 por ciento de las letras del Tesoro. Además de la rentabilidad, estos instrumentos se diferencian en que el inversor no debe declarar hasta mayo las plusvalías obtenidas con las letras, mientras que en el depósitos es Hacienda la que se encarga directamente de descontarlo de la ganancia.
Las preferencias de las entidades
Pero no sólo los inversores tienen preferencias, también las entidades apuestan por unos más que otros. Por ejemplo, ING Direct no ofrece ahora depósitos a un año "porque los tipos a tres y seis meses permiten que ofrezcamos mejores ofertas a nuestros clientes en esos plazos", indica el banco naranja. Mientras, Caja Duero es más partidaria de los productos a largo plazo, como vehículo de fidelización de clientes. "Cuanto menos tiempo tienes metido al cliente en casa, menos posibilidades tienes de que se quede en la entidad", comenta la caja, que ha calculado que un 70 por ciento de sus clientes con un depósito a un año no se ha marchado.
¿Y las cuentas remuneradas? En el mercado español, el 50 por ciento del ahorro de las familias no está remunerado, lo que significa que más de 275.000 millones de euros están en cuentas corrientes o libretas que no ofrecen ninguna rentabilidad, según datos de Banco de España. Una cifra elevada para las actuales ofertas que existen en cuentas remuneradas, una de las grandes apuestas de ING Direct.
Sea cual sea la decisión que tome, lo importante es que sepa que "hoy en día no podemos sufrir", como ha recordado esta semana Patrick Fauchier.