Economía

La tarea de Monti: acometerá un ajuste de hasta 25.000 millones

  • Elevará los impuestos al patrimonio y recuperará la tasa sobre vivienda

Italia deja atrás 17 años de Silvio Berlusconi y se prepara para otra vuelta de tuerca presupuestaria, que oscila entre 20.000 y 25.000 millones de euros. El país transalpino se presenta hoy a los mercados con un nuevo presidente de Gobierno: el ex comisario europeo Mario Monti.

Este profesor de Economía y presidente de la Universidad Bocconi de Milán tiene los papeles en regla para tranquilizar a los mercados de la deuda y evitar el rescate de Italia que, de producirse, podría ascender a 680.000 millones de euros.

El traspaso entre Il Cavaliere e Il Professore se cumplió de manera frenética con respecto a los tiempos de la política italiana. En menos de 24 horas en el país transalpino se celebraron, tras la aprobación de los Presupuestos para 2012, las dimisiones del primer ministro y la designación de Monti como nuevo Jefe de Gobierno por parte del presidente de la República Giorgio Napolitano. Éste, un veterano político de 86 años, antes del nombramiento oficial ayer llevó a cabo una ronda de 19 reuniones con los líderes políticos transalpinos, los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado y sus antecesores en el cargo de Jefe de Estado, según prescribe la Constitución.

Tras ese maratón, Monti recibió un mandato para formar mañana martes un Ejecutivo de unidad nacional compuesto en su mayoría por tecnócratas y apoyado por todos los principales partidos. Se trata de un Gobierno al que los mercados ya han dado su visto bueno. Después de que el miércoles Napolitano nombrará a Monti como senador vitalicio (indicándole ya, en la práctica, como sucesor de Berlusconi), los rendimientos de los bonos italianos cayeron debajo del nivel crítico del 7 por ciento. Se cumplieron así las previsiones de los analistas que habían estimado una rebaja de más de 100 puntos básicos en la prima de riesgo tras la dimisión de Berlusconi.

Primera prueba, el Tesoro

Aunque Monti podría tomarse hasta mañana para presentar su lista de ministros, la primera prueba como presidente de Gobierno le espera hoy, pues el Tesoro italiano tendrá que colocar hasta 3.000 millones en bonos a 5 años. Sin embargo, el profesor de Economía con formación neoliberal y fama de europeísta, tendrá que lidiar con los inversores más de un año.

Ya que las próximas elecciones no se celebran hasta 2013, el Gobierno tecnócrata podría tener unos 18 meses para aprobar dolorosas reformas económicas, llevando a cabo los cambios que en los últimos 20 años ni la derecha ni la izquierda supieron aprobar. Una tarea que recuerda la labor cumplida en 1993 por Carlo Azeglio Ciampi, antiguo gobernador del Banco Central, que consiguió, tras un ajuste extraordinario, salvar la economía transalpina y permitir a Italia el ingreso en la Eurozona; otro Gobierno tecnócrata similar dirigido por el ex funcionario del Banco de Italia Lamberto Dini aprobó reformas importantes en 1995, lo que explica porque cada vez que el país transalpino se encuentra en apuros, entre la opinión publica cala la hipótesis de un gobierno de unidad nacional, un "governissimo", según se define en el lenguaje jergal de los Palacios del poder en Roma, que supere las disfuncionalidades de la política transalpina.

Mario Monti lleva algunos días preparando una agenda de medidas que ha perfeccionado tras algunos encuentros con el nuevo presidente del BCE Mario Draghi y con el gobernador del Banco Central transalpino Ignazio Visco.

El primer punto de los compromisos del nuevo Ejecutivo es un nuevo ajuste de hasta 25.000 millones de euros, necesarios para sacar el país del ojo del huracán de la especulación: entre las medidas más probables, se encuentra el impuesto de patrimonio y la recuperación de la tasa sobre la vivienda que había sido eliminada por Berlusconi en 2008. Esta medida por si misma, según ha informado el Ministerio de Economía italiano, podría garantizar 3.500 millones de euros.

las reformas

Después de haber enfrentado la emergencia, Monti tendrá que llevar a cabo algunas reformas estructurales para relanzar la estancada economía transalpina, como la subida de la edad de jubilación, privatizaciones y liberalizaciones y la reforma laboral. Un programa de Gobierno que calca, en resumidas cuentas, las medidas indicadas en la letra enviada en agosto por el Banco Central al Ejecutivo de Roma y que se acompañara de recortes de los costes de la política y de una lucha más eficaz en contra de la evasión fiscal.

Se trata de un camino difícil en el que el nuevo jefe de Gobierno necesitará el más amplio consenso entre los partidos políticos, para evitar el riesgo de que el Gabinete de unidad nacional se transforme en una pelea continua entre izquierda y derecha. Por eso el profesor, tras haberse encontrado con todos los líderes políticos, el sábado tuvo una reunión con Berlusconi; parece que el político conservador, aunque advirtió ayer que espera "volver a gobernar", ha aceptado apoyar al nuevo Gabinete pidiendo a cambio algunas garantías sobre sus intereses personales (en particular, la promesa de que no va a cambiar el marco legal que ha favorecido hasta ahora en Italia al grupo televisivo Mediaset, de su propiedad).

"Orgulloso" a pesar de todo

Como contrapartida, Il Cavaliere utilizó el apoyo de su partido (que a pesar de las defecciones sigue siendo el mayoritario en el Parlamento), imprescindible para dar vida al nuevo gabinete. Sin embargo, el político millonario parece haber perdido definitivamente el apoyo de los italianos: el sábado, a la espera de que se reuniese con el presidente de la República para presentar su dimisión, más de mil manifestantes se habían reunido en la plaza romana del Quirinale portando pancartas en las que se burlaban de él.

"Payaso, payaso, payaso", "Véte, ladrón", "A la cárcel", le gritaron al mandatario, en un paralelismo con la fiesta de la liberación que en 1945 celebró la muerte de Mussolini y el fin del fascismo. La multitud se volvió tan incontrolable que Berlusconi tuvo que dejar el Palacio del Quirinale por una salida lateral y en secreto.

Il Cavaliere, a pesar de la desagradable despedida, no perdió su voluntad de seguir batallando y ayer, en un mensaje televisivo, reivindicó "con orgullo" todo lo que ha hecho su Ejecutivo "en estos tres años y medio marcados por una crisis internacional sin precedentes en la historia". "A los que me han atacado, quiero decirles que desde mañana doblaré mi compromiso para cambiar a Italia. Tenemos que estar unido frente a una crisis que no ha nacido en Italia. Una crisis del euro que no tiene el mismo sostén del que gozan otras monedas como el dólar y la esterlina" afirmó Berlusconi.

Il Professore

El nuevo primer ministro de Italia no podría tener un perfil más diferente de su antecesor. La distancia entre los dos mandatarios ha quedado clara en las últimas horas de la crisis cuando, frente a los varios mensajes escritos y televisados enviados a los medios por Berlusconi, Monti mantuvo el más absoluto silencio. El nuevo jefe de Gobierno cuenta en Europa con credenciales ganadas durante años de contiendas como comisario de la UE en la década de los 90.

Monti se forjó una reputación como comisario de Competencia de la UE, enfrentándose a los titanes corporativos estadounidenses General Electric y Microsoft, después de bloquear la fusión prevista de GE y su rival Honeywell y de imponer una multa antimonopolio récord de 497 millones de euros (683 millones de dólares) al gigante del software.

Su experiencia técnica y su capacidad diplomática, sumadas a su negativa a ceder a las presiones, lo convirtieron en uno de los funcionarios más respetados que ha visto Bruselas. Además, el profesor, un convencido partidario del libre mercado con estrechas relaciones en la política europea y mundial que forma la élite, goza del apoyo de la patronal y de los grandes grupos financieros italianos y internacionales. Consejero internacional del banco de negocios Goldman Sachs, es presidente de la rama europea de la Comisión Trilateral, un organismo que reúne a las élites de poder de Estados Unidos, Europa y Japón.

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