El mismo día que le rebajaba la nota de solvencia de 'Aa2' a 'A1', la agencia de rating Moody's señalaba que el riesgo de suspensión de pagos de España era remoto, pese a lo cual preveía que, en la cúspide de la dificultad, "la deuda española llegará al 75%", al menos del doble que cuando el Partido Popular dejó la Moncloa y una cifra por encima del 68,7% comprometido por el Gobierno.
En circunstancias normales, la deuda pública no debería descontrolarse, ya que el calendario de emisiones y vencimientos está programado para el año, y las autonomías necesitan permiso del Gobierno para endeudarse. Pero, desde julio, las presiones sobre la deuda han arreciado, justo cuando se confirma la ralentización del crecimiento -el PIB español subirá en 2012 un pobre 1%- , lo que pone en jaque los objetivos fiscales y la capacidad autonómica para financiarse.
Así las cosas, con la deuda pública encaramada al 65,2% del PIB y rozando los 703.000 millones en el segundo trimestre, el 68,7 de previsión oficial parece un horizonte lejano. "El objetivo de deuda a corto es imposible de cumplir, y en Europa saben que se irá al 80%. Si no se cumple el déficit, tampoco la deuda", sentencia Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket Corporate Intelligence.
Sin embargo, para este economista, el problema de la deuda española "no es su tamaño en relación al PIB, sino la velocidad a la que ha crecido -20 puntos desde 2009- y el escrutinio exterior, debido no sólo a la deuda de las AAPP sino a la deuda privada, que lleva al mercado a cifrar las necesidades de financiación de España en el 200 por ciento del PIB".
El virus de la quita helena
Como si fuera el lobo del cuento, ya tenemos aquí la realidad de una quita del 50% de la deuda griega, lo que causará grandes pérdidas a los bancos, obligados además a recapitalizarse, al menos en 26.000 millones de euros. Pero, ¿de dónde procederá ese capital?
Los bancos implicados aseguran que no necesitarán dinero público, pero si al final estas entidades -u otras- recurren al maná oficial, llegue de Europa o del FMI, redundará en más deuda. Fernando Fernández, profesor de IE Business School, tiene claro que si España acaba 2011 con una deuda "cercana al 75%, será por el impacto de la recapitalización, arbitrada seguramente a través del Fondo de Estabilidad. Esa deuda extra disparará la previsión oficial".
Cifras que también apunta el economista de la Complutense Fernando Méndez Ibisate: "La previsión de deuda que manejan los analistas es del 72-78%, con cierto consenso en el 75, por culpa de la prima de riesgo -nunca se previó un 300% casi permanente-, del rescate griego (de modo que la banca no sufriera tanto) y de la nueva recapitalización".
También Jesús Fernández-Villaverde, economista colaborador de Fedea, ve en la recapitalización una fuente de deuda: "Todo lo que se aporte con fondos públicos incrementa la deuda en cuantía similar". El director del Máster de Finanzas de Esade, Jordi Fabregat, apunta otra amenaza: "Si, además de la quita griega, se cumple una rebaja del 2% en el valor del bono español, cundirá la desconfianza inversora".
Desconfianza autonómica
"Los inversores quieren saber el riesgo de comprar títulos y bonos patrióticos de Cataluña, Valencia, Andalucía, etc", plantea Ángel Laborda, director de Coyuntura de Funcas, para quien estas emisiones "necesitan transparencia y seguridad jurídica".
Laborda no aprecia problemas con la carga de intereses de la deuda de España -un punto inferior a la europea- sino "con la deuda tan elevada de familias y bancos, las secuelas del ladrillo, que hacen que el Estado pague los platos rotos". La deuda "bien puede dispararse al 75%, y 750.000 millones es esperable".