Economía

Llorar, una táctica para ganar la batalla política

La senadora demócrata estadounidense, Hillary Clinton. Foto:eE
Expertos cuentan las claves de cómo un político debe enfrentarse a su electorado y cuáles son los comportamientos que le hacen ganar. Apoderarse de los valores de los votantes y saber lo que les conmueve es clave para triunfar en política.

El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero irrumpió hace 27 años en el Congreso de los Diputados y, con su ya célebre frase "quieto todo el mundo", hizo que los diputados se escondieran en sus escaños. Según cuentan, el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, "asustadísimo" por la situación comentó: "No puedo morir como presidente de un país asustado".

El llanto: ¿cercanía o falsedad?

Esta es una anécdota que ilustra cómo los políticos se enfrentan a sus emociones y cómo, en muchas ocasiones, la procesión va por dentro. ¿Debe un político mostrar miedo, llorar , quitarse la chaqueta o poner los pies sobre la mesa? Muchos dirían que estas actitudes se salen del protocolo establecido, pero lo cierto es que son tácticas políticas que buscan hacer más cercano al político al público.

" Llorar no es una estrategia electoral, es una táctica para ganar una batalla concreta", explica Raúl Peralba, especialista en marketing político y conferenciante de Thinking Heads, haciendo referencia a las últimas lágrimas de la ex primera dama y senadora demócrata Hillary Clinton un día antes de las primarias del estado de New Hampshire. Lo que para algunos es síntoma de cercanía, otros lo han catalogado de falsedad para ganar votos.

En el caso de España, el experto considera que la decisión del líder del PP, Mariano Rajoy, de no contar con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en las listas para el Congreso "no es una estrategia electoral, es una táctica para ganar una batalla . El problema es que no han medido las consecuencias de este paso".

EEUU y España

Pero si algo tienen los políticos estadounidenses que no tienen los españoles, según los expertos, es una estrategia política clara. "Bush se apropió de los conceptos del pueblo, de los valores de sus votantes como la patria, la familia, la tradición y el imperio. Cuando Kerry quiso competir con él en las elecciones no encontraba ningún valor del pueblo con el que diferenciarse", aclara Peralba.

Si esto lo extrapolamos a España, "el PSOE ha sabido apropiarse de valores que todos, en principio, defendemos como los derechos humanos, la innovación, el progreso y la alianza de civilizaciones, mientras el PP no ha dado con algo más valioso que todo eso", explica el experto. "Lo que hay que buscar por tanto es -matiza- la eficacia".

En búsca de la eficacia

Los expertos en campañas electorales señalan que el éxito reside en "tocar las emociones, la fibra sensible del votante para atrapar su participación y atraer su confianza. Hay que saber transmitir carisma e identificación con el público", comenta Francisco Javier López, presidente del Instituto Europeo de Protocolo y Comunicación. "Un político que sabe tocar la fibra sensible de su electorado tiene el 70 por ciento de la campaña ganada".

El político del siglo XXI tiene que tener unas características propias de un líder y el carisma suficiente para enganchar al público más allá de una oratoria potente. "Los políticos deben hacer campañas de calle, de barrio, ganarse al electorado en su terreno", dice López. Y si, además, los candidatos o presidentes toman posturas cómodas o cotidianas mucho mejor.

Campañas de barrio

Un ejemplo es la imagen del presidente francés, Nicolas Sarkozy paseando con su pareja, Carla Bruni y el hijo de ésta en los hombros, por Petra o la visita del ex presidente del Gobierno español, José Mª Aznar a su homólogo estadounidense, George Bush, en la Casa Blanca donde ambos pusieron los pies sobre la mesa en símbolo de comodidad y cercanía. "Todo cuenta, la chaqueta, dar una patada a un balón en un partido benéfico, unas lágrimas, un enfado...", explica Peralba.

El protocolo en estos casos falla y las reglas marcadas son dejadas a un lado "porque hay que buscar la foto y dar una cara amable del político", dice Francisco Javier López, quien junto a Béatrice d`Orléans analiza, en El valor de la imagen, las claves para desarrollar una buena estrategia de imagen y protocolo en la empresa y en los actos públicos.

El caso de Evo Morales

Parece que la foto y la conexión con el pueblo fue lo que llevó al presidente de Bolivia, Evo Morales, en su visita a España a vestir con una chompa de rayas. Mientras el protocolo político manda vestir traje con corbata, el líder indígena se presentó así en su primera visita como presidente a Europa. "El objetivo de Morales era transmitir en Europa cuál era el espíritu de su pueblo. "Él ganó gracias a la estrategia del populismo y cuando vino a España quiso traer esa imagen vistiendo un jersey como uno más del pueblo" explica el experto en protocolo.

Y es que las reglas del buen hacer parecen que han quedado relegadas a un segundo plano a favor de ganar votantes y de los intereses. "La campaña empieza en el momento que termina la anterior y a partir de ahí se tienen que cuidar todos los detalles. El que emociona vende y el que no se queda fuera", matiza López.

Pero más allá de las poses, las fotos y las emociones, el éxito está en "la profesionalidad del candidato, su buena imagen, su claridad para crear percepciones claras y mejores opciones que las de sus rivales, al menos, en la mente de los votantes", explica Raúl Peralba. Al fin y al cabo, una cosa fueron los sentimientos que Adolfo Suárez sintió en el fallido Golpe de Estado y otra muy distinta, la imagen que debía dar a su país.

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