
NORTHERN ROCK
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Los fundamentos de la economía mundial son sólidos y tanto las economías europeas como la americana seguirán creciendo. Por ahora, la crisis se circunscribe a los mercados financieros y, por eso, hay que actuar con la máxima rapidez para hacerle frente. Es la optimista conclusión de la entrevista que Alistair Darling, ministro del Tesoro británico, ha concedido a tres importantes periódicos europeos ante la situación económica actual.
Alistair Darling, ministro del Tesoro británico, se reunió el jueves en París con sus homólogos de Francia (Christine Lagarde), Alemania (Peer Steinbrueck) e Italia (Tommaso Padoa Schioppa) para debatir soluciones con las que evitar un episodio similar. Antes de este encuentro, que reúne a los cuatro representantes europeos del G-7, Darling concedió una entrevista al diario francés La Tribune, al alemán Handelsblatt y al italiano Il Sole 24 Ore.
¿Cuál es el objetivo de este encuentro?
En diciembre tomamos la iniciativa de promover que los gobiernos trabajen para hacer lo posible frente a las turbulencias de los mercados. La crisis se inició en Estados Unidos, pero se ha extendido rápidamente por Occidente, afectándonos a todos. En Inglaterra, tuvimos el caso del Northern Rock (NRK.LO), pero también en Alemania algunos bancos tuvieron dificultades. Tenemos que evitar que la situación se repita.
¿Cuáles son los temas que tienen pensado abordar?
La creación de un sistema de vigilancia en el ámbito del FMI para prevenir las crisis , la necesidad de una mayor transparencia por parte de los bancos y de las instituciones financieras, especialmente en el caso de los activos fuera de balance, así como el refuerzo de los criterios de liquidez, dado que, hasta ahora, las autoridades se han concentrado en los requisitos patrimoniales. Actualmente, lo que falta no son los capitales. El problema es de liquidez, que no circula adecuadamente.
Además, tenemos que evaluar el funcionamiento de las agencias de rating y de los Consejos de Administración de los bancos, sobre los que recaen las responsabilidades en el caso de una crisis , antes que sobre las autoridades de vigilancia. De cualquier forma, se trata de una crisis que necesitará tiempo para ser resuelta.
¿Cuál es el riesgo de que la crisis financiera se transfiera a la economía real?
Paradójicamente, los fundamentos económicos son buenos. En Inglaterra, los últimos datos sobre el paro son los mejores desde 1975, la inflación está controlada y el intercambio con el Unión Europea es sólido. Siguen proliferando los signos positivos. De ahí que continúe siendo optimista sobre el fondo de la cuestión.
En cuanto a la regulación, en el pasado Ecofin surgieron diferencias entre quienes querían una mayor armonización, y la postura inglesa. ¿Es eso un obstáculo para la coordinación?
Nosotros queremos una regulación menos estatutaria y más basada en principios. Una aproximación por la que, además, apuestan varios países. ¿Es mejor comenzar desde arriba o coordinarse? Estamos por la segunda solución. No queremos un exceso de reglas. Recordamos que, desde que los americanos impusieron la ley Sarbanes Oxley, perdieron negocio a manos de otras plazas financieras.
Por otra parte, sobre la necesidad de coordinarse hay una amplia convergencia y un profundo consenso. Padoa Schioppa es también el presidente del comité monetario y financiero del FMI y desempeña un papel de gran peso en este ámbito.
Por último, todos partimos de la convicción de que nos encontramos ante una grave crisis que hay que afrontar con rapidez. A menudo, las discusiones internacionales duran años, cuando no décadas. Esta vez no hay tiempo que perder, porque la cuestión a la que tenemos que hacer frente reviste la máxima urgencia.
¿Se necesitarán nuevas acciones coordinadas por parte de los bancos centrales en el caso de que surjan sorpresas negativas de las cuentas de las instituciones crediticias?
El pasado mes de diciembre la coordinación funcionó bien y se puso en marcha una disminución de las tasas interbancarias. Los bancos centrales se movieron con la convicción de que tenían que operar en equipo.
No era ésa la actitud tomada antes por el Banco de Inglaterra, cuando se negó a inyectar liquidez...
Estábamos ante situaciones diferentes. EEUU tenía ya un grave problema con el mercado inmobiliario, el BCE tenía otras preocupaciones, mientras nosotros nos encontrábamos ante un caso aislado. Japón se encuentra en otra situación diferente. Las aproximaciones son diversas.
Pero lo que cuenta es que compartamos el mismo objetivo de que el régimen regulatorio responda a las preocupaciones de los inversores. Los propios bancos tienen que actuar con la máxima transparencia y rapidez a la hora de dar información. Cuando antes se informe, mejor, porque las instituciones financieras quieren saber qué es lo que pasa, ante de tomar importantes decisiones.
¿Plantean problemas las inversiones de los grandes fondos estatales en empresas privadas?
De eso hablaremos en la cumbre. En general, nosotros acogemos a este tipo de inversores extranjeros. La única exigencia que les ponemos es que se adecuen a las reglas de cualquier otro inversor comercial.