Economía

El dragón chino y el elefante indio se pisan en la danza comercial

Pekín, 17 ene (EFECOM).- Los dos países emergentes que más rápido crecen del planeta, China y la India, dejaron vislumbrar esta semana que, pese a su progresiva empatía, aún no se coordinan en el baile comercial, con barreras, recelos y un rampante déficit para la parte india.

En su primer viaje oficial a China, que terminó el martes, el primer ministro indio, Manmohan Singh, pidió menos obstáculos a la entrada de las exportaciones de su país al mercado chino, en aras a aliviar un déficit que se ha duplicado en los dos últimos años.

Raudo en recoger el guante, el portavoz de Exteriores chino Qin Gang espetó: "Esperamos que la India haga algo con los derechos de autor de sus mercancías y tenga en cuenta las necesidades de los clientes chinos, a fin de elevar su competitividad".

Si bien el comercio bilateral no ha hecho más que crecer en los últimos años y hasta 2005 mantuvo cierto equilibrio, desde entonces se ha inclinado ostensiblemente hacia el lado chino y, en los primeros 11 meses del 2007, el déficit indio fue de 9.000 millones de dólares.

"Hasta hace poco el comercio era ligeramente favorable a la India porque China importaba mucho mineral de hierro, que ocupaba el 70 por ciento de las importaciones chinas del país vecino", explicó a Efe Liu Xiaoxue, experta del Instituto de Asia y el Pacífico de la Academia de Ciencias Sociales.

Sin embargo, subrayó, en los dos últimos años, Pekín ha buscado el mineral en otros lugares como Australia y Brasil, "de mejor calidad y a un precio más competitivo".

"Al mismo tiempo, está aumentando la exportación de productos industriales chinos, baratos y de calidad, mientras en la India la industria va diez años rezagada. Y también la capacidad de consumo indio aumenta pero no tienen productos para satisfacerlos, lo que abre paso a los artículos chinos", subrayó.

La parte india, sin embargo, cree que el desequilibrio tiene también que ver con que China no es todavía un sistema totalmente liberalizado, con abierta tendencia a proteger a sus industrias.

Durante su visita de tres días, Singh, acompañado por algunos de los empresarios más influyentes de su país, pidió a China que simplifique las regulaciones y elimine las barreras comerciales.

"Insto a las empresas indias a buscar con vigor oportunidades para expandir las mercancías no tradicionales de exportación. Estos esfuerzos, cuando se combinen con un mayor acceso al mercado de los artículos indios a China, ayudarán a reducir nuestro creciente déficit comercial", afirmó en un foro de inversión.

En el sector farmacéutico, por ejemplo, los medicamentos genéricos indios, de gran aceptación en otros mercados de la región, tienen dificultades en China, donde los estándares de aprobación son en exceso parsimoniosos.

Ni siquiera el creador del ya célebre "Nano", Tata Motors, lo tiene fácil para entrar en el mercado vecino.

"Todavía estamos en una etapa muy temprana en China. Pero está entre nuestras prioridades a la hora de aprovechar oportunidades más allá de los mercados occidentales", explicó durante la visita Girija Pande, director de la oficina asiática de la firma.

Y al desequilibrio comercial, apuntan los expertos, ayuda también el que la moneda china no flota libremente y la rupia se ha encarecido notablemente en 2007.

Pese a los tira y aflojas, la visita de Singh ha estrechado los lazos con un comunicado conjunto que fija como objetivo triplicar el intercambio comercial en 2010 hasta los 60.000 millones de dólares y expandir las áreas de negocios como el turismo.

"En 30 años, la integración económica entre China y la India (en la forma de comercio e inversión) estará entre las dos o tres relaciones bilaterales más importantes del mundo", vaticinó Anil N. Gupta, catedrático de la Universidad de Maryland.

Para conseguirlo, ambos gobiernos, que se han dado durante décadas la espalda, tendrán que trasladar su acercamiento a sus ciudadanos, que representan en conjunto el 40 por ciento de la población mundial.

"Muchos clientes chinos se preguntan por qué deberán pagar tanto por un pescado al curry si no tiene cabeza", ilustraba el dueño de un restaurante indio en Pekín, durante la visita de Singh. EFE

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