Hay realidades que son inobjetables. El número de inmigrantes que hay en España se ha disparado en los últimos años y, además, sigue creciendo. Sólo hay que pasear por casi cualquiera de los municipios españoles para comprobar este fenómeno
Un segundo hecho es que cada vez son más los extranjeros que, tras incorporarse al mercado de trabajo, acaban en las listas del paro. Trimestre a trimestre el INE pone las cifras al día. En la actualidad hay 380.000 desempleados extranjeros, es decir, más de uno de cada cinco parados no es español. En 2004, por ejemplo, el número era de sólo 222.000.
Seguirán llegando más
Y, sin embargo, un estudio del Banco de España incide en que seguirán llegando inmigrantes durante los próximos 13 años, en el periodo 2008-2020, a razón de unos 300.000 por ejercicio, lo que da un total que roza los cuatro millones. La proyección es similar a la más favorable que tiene el Instituto Nacional de Estadística (INE), que rebasa los 3,6 millones. No obstante, este organismo maneja otra más prudente, que rebaja la llegada de extranjeros a 1,5 millones en el periodo de referencia.
En todo caso, hoy los inmigrantes suponen ya el 10 por ciento de la población española. Hay 4,5 millones de extranjeros sobre 45,2 millones de residentes. ¿Será capaz España de asumir social y económicamente la llegada de otros cuatro millones de ciudadanos de otros países?
Las proyecciones de población del INE apuntan a que España contará con 49 millones de habitantes en 2020. Si se suma la llegada de cuatro millones de extranjeros más que baraja el Banco de España, el peso de los inmigrantes sobre el total podría superar ampliamente el 15 por ciento, ya que algunos de los que hoy residen en España o morirán o irán a otros países.
El lado positivo
El informe, titulado El futuro de la tasa de actividad española: un enfoque generacional, lleva la firma de cuatro investigadores, tres de ellos trabajadores del Banco de España: Pilar Cuadrado, Aitor Lacuesta y José María Martínez, y Eduardo Pérez. Su análisis se concentra en la contribución positiva que la inmigración tiene para incrementar la actividad en España.
Son las mujeres y los extranjeros los responsables de que la tasa de actividad en España ronde ya cifras cercanas al 75 por ciento. Y lo seguirán siendo en el futuro, ya que la masculina permanecerá prácticamente estancada y acabará cayendo levemente con el paso de los años. ¿La razón? Que cada vez nos incorporamos más tarde al mercado de trabajo porque nuestros estudios se extienden en el tiempo y, sin embargo, la edad de jubilación no varía, con lo que se reduce la proporción de hombres en activo.
Entre las mujeres eso también sucede, pero es tal su retraso en la incorporación al mercado laboral que este hecho podrá ser compensado durante muchos años por esas nuevas trabajadoras. Eso sí, no llegarán a tener la actividad de los hombres, ya que, como apunta el estudio, "aún tienen una penalización durante los años dedicados al cuidado de los niños".
Ventajas de la inmigración
¿Y entre los inmigrantes? Hay algunas ventajas para elevar el nivel de actividad del país. Por un lado, que cada vez llegan más jóvenes a España, algo en lo que sin duda influyen los reagrupamientos familiares. Además, empiezan a trabajar antes que los españoles, ya que para ellos los estudios, por ahora, no son lo prioritario, sino conseguir un ingreso. Y los que vienen no son europeos, como sucedía en el pasado -esos viejecitos que acuden a España a disfrutar de sus días de descanso o de su jubilación- sino ciudadanos de Sudamérica, África o Europa del Este con necesidad de trabajar. Y si esto fuera poco, las mujeres inmigrantes no frenan su actividad laboral por el hecho de tener que cuidar a sus hijos, lo que les da una ventaja respecto a las españolas.
Pero no todo son cosas positivas. Quienes veían en la inmigración una solución al problema del envejecimiento de la población y, por ende, a la sostenibilidad del sistema de pensiones, no llevan razón. Si en 2004 la cohorte más numerosa de población era la que tenía alrededor de 27 años, en 2020 se habrá desplazado a los que superan los 42, a razón de más de un año por ejercicio transcurrido. España, pese a los extranjeros, cada vez será más vieja.