"En el futuro, tal como lo hemos hecho en el pasado, seguiremos apoyando a Europa y al euro". Una esperanzadora afirmación pronunciada por el mandatario chino, Wen Jiabao, a la que se han aferrado países como Italia. Llegados a este punto de la crisis, entre dimes y diretes de los líderes mundiales y los bancos centrales, para algunos China se perfila como la tabla de salvación. Pero, ¿puede realmente hacer algo?
Aunque en general se evite mencionar la palabra default, lo cierto es que tanto EEUU como China son cada vez más conscientes del peligro que entraña la actual situación de la zona euro para la economía global y empiezan a considerar una posible actuación. También son conscientes de que la factura para conseguir este objetivo crece a una velocidad vertiginosa, apunta el columnista de Bloomberg William Pesek.
"Entre todas las dudas y la desesperación, hay una cosa que sabemos segura: mantener la región unida, si es que esto es posible, será monumentalmente caro", añade.
China, la salvadora
Llegados a este punto, destaca, el margen de maniobra es limitado. Teniendo en cuenta que EEUU debe ocuparse de sus propios problemas, además de con recientes planes para fomentar el empleo y reducir el déficit, China se perfila como el recurso más a mano.
Y es que, según recuerda, hay que descartar del tablero al FMI, especialmente después de que los países emergentes se hayan desmarcado de una posible ampliación de los fondos del organismo internacional. "Su capacidad de financiación de 384.000 millones de dólares apenas sería suficiente para salvar a Grecia, al margen de España o Italia. El FMI necesita un rescate también", afirma en su artículo de opinión.
Y es aquí donde China entra en escena. Con 3,2 billones de dólares de reservas preparadas para ponerse en circulación, muchos aspiran a que el dragón asiático, gobernado por un partido comunista, se convierta en el "potencial salvador del capitalismo global". A imagen y semejanza de JP Morgan en 1907, apunta Pesek.
Pero, ¿puede?
Pero que una acción de este tipo sea efectiva, como lo fue la del banco estadounidense tras el pánico financiero de principios del siglo XX, no es tan fácil como parece. De acuerdo con Pesek, existen dos formas de que la "generosidad" asiática acabe mal. Por una parte, está el aspecto moral y las críticas que podría suscitar el hecho de rescatar los "irresponsables estilos de vida de los ricos de Occidente".
Por otra parte, podría ser necesario mucho más dinero del que China se imagina... y tiene a su disposición. Y no es el único que lo piensa. "¿China al rescate? Misión imposible", asegura Jun Ma, el principal economista para China del Deutsche Bank en Hong Kong. Para compensar el impacto de una caída del 3% en el crecimiento de Estados Unidos y de Europa, China debería incrementar su propio crecimiento en un 18%, afirma el experto. La previsión oficial para este año, hecha pública hoy, es del 9%.
Sin embargo, incluso suponiendo que Pekín anunciase un gasto público de 600.000 millones de dólares, como lo hizo después del colapso de Lehman Brothers en 2008, hay pocas probabilidades de que pueda provocar el mismo estímulo económico que entonces, señalaba Reuters en otro análisis publicado recientemente.
Según indican los autores, lo que puso fin al pánico post-Lehman fue una masiva inyección de liquidez por parte de los gobiernos y las rebajas de los tipos de interés. Ahora, ni Estados Unidos y Europa no pueden hacer ninguna de las dos cosas y una acción de China por sí sola no sería suficiente.