La banca europea pende de un enclenque alambre cuya retorcida figura está a punto de quebrarse. Al fin y al cabo, el peso de la maltrecha deuda soberana en el Viejo Continente ha conseguido que el sistema financiero "regrese de nuevo a la zona de peligro". Así lo reconoció ayer, José Viñals, director del departamento Monetario y de Mercados de Capital del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien incidió en que "el tiempo se agota" y estimó que la factura de la crisis europea asciende ya hasta los 200.000 millones de euros para las entidades financieras. Si a ello añadimos los riesgos creados en el mercado interbancario, la cifra engorda en otros 100.000 millones de euros más.
La ácida píldora triple D, es decir, "débil crecimiento, débiles balances bancarios y débiles decisiones políticas", hace que la digestión de la quiebra de Lehman Brothers se repita en el estómago financiero europeo. Han pasado poco más de tres años desde la masacre de 2008 y la banca, especialmente en Europa, podría sufrir un mazazo mortal si la clase política de la UE no acuerda inyecciones de capital inmediatas. "Se necesitan, con urgencia, esfuerzos creíbles para fortalecer la resistencia del sistema financiero", reiteróel que fuera subgobernador del Banco de España.
Decisiones políticas
Durante la presentación del Informe de Estabilidad Financiera (GSFR), Viñals aprovechó un instante para echar un rapapolvo a los mandatarios europeos al encomendarles que "dejen de preocuparse de los síntomas y se centren en las causas profundas de la crisis financiera", prosiguió Viñals, en una intervención repleta de alusiones a la necesidad de "decisión política". En este sentido, eso sí, descartó un desguace en la Eurozona que comience con la posible salida de Grecia. "Ésta no es la idea base sobre la que trabajamos, no quiero especular? Merkel y Sarkozy han realizado declaraciones contundentes para intentar preservar la identidad de la zona euro", explicó.
La radiografía que ofreció el análisis elaborado por el español y su equipo no es nada halagüeña. El GSFR indica que la mitad de los 6,5 billones de euros en deuda emitida por los países miembros ha mostrado algún síntoma que indica que el aumento del riesgo ha incrementado su coste.
Según da a entender el FMI, la crisis de deuda soberana en Europa se ha desarrollado en varias fases durante los últimos dos años. La primera en Grecia, la mecha que dinamitó la situación actual, con un impacto bancario de alrededor de 56.000 millones de euros. Posteriormente, llegaron Irlanda y Portugal, con un coste de 7.000 y 17.000 millones de euros respectivamente. Más tarde, el contagio y la especulación señalaron a Bélgica, con un coste de 9.000 millones de euros; Italia, con 71.000 millones de euros y, finalmente España con un impacto que oscila en los 44.000 millones de euros. Si sumamos estos números, la factura alcanza los 204.000 millones de euros antes mencionados, sin añadir una cuarta fase que podría aumentar el coste hasta los 300.000 millones de euros, aunque esta última cifra no fue mencionada durante la presentación del informe.
En su último análisis, el Fondo deja bien claro que los bancos europeos necesitan captar capital. Eso sí, el documento apunta que las pérdidas potenciales de 200.000 millones de euros "no tienen en cuenta las necesidades de capital de los bancos, para lo cual sería necesario llevar a cabo una evaluación completa de los balances y las posiciones de ingresos de los bancos". De todos modos indica que "la capitalización de la banca europea ha caído un 40 por ciento", es decir cerca de 400.000 millones de euros, "un impacto sustancial", explicaron los funcionarios del fondo.
Colchones de capital
Viñals determinó desde la sede del FMI en Pennsylvania Avenue que "los bancos tienen que establecer colchones de capital adecuados: los que dependen mucho de la financiación mayorista necesitan más capital y deben conseguirlo preferiblemente por la vía privada, junto a otras medidas como usar las reservas o los beneficios para elevar esos colchones".
Al respecto matizó que "esto ya sucede en muchos países europeos, como en España, donde las cajas están usando con éxito fondos del mercado privado". En el caso contrario, las inyecciones de capital público o incluso el acceso al Fondo de Estabilidad Financiera de la UE, son recursos a tener en cuenta.
Por otra parte y durante su comparecencia ayer en la 66 Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, insistió en la necesidad de adoptar "medidas urgentes y coordinadas una vez más" para hacer frente a la actual situación económica, y tendió su mano los "aliados europeos" a la hora de hacer frente a sus desafíos fiscales. El demócrata reconoció que la recuperación de la economía mundial es "todavía frágil".