
La conversación mantenida ayer por teleconferencia entre Grecia y los supervisores internacionales de la UE, el FMI y el BCE terminó con el compromiso de que la troika regresará a principios de la próxima semana a Atenas para reanudar la revisión del programa de ajustes y reformas que se acordó con el Gobierno griego a cambio del rescate. En cualquier caso, supone que los 8.000 millones de euros del sexto tramo del rescate financiero tendrán que esperar.
"Se espera que la misión completa regrese a principios de la semana próxima a Atenas para retomar la quinta revisión del programa y las conversaciones sobre las políticas a adoptar" para que Grecia pueda recibir el próximo tramo de ayuda, que asciende a 8.000 millones de euros, informó la Comisión Europea (CE).
Grecia esperaba lograr un compromiso durante las conversaciones que comenzaron ayer y en las que participan el jefe de misión para Grecia del FMI, Poul Thomsen; Mathias Mors, de la UE; y Claus Masuch, del Banco Central Europea (BCE).
Los jefes de la troika se marcharon el pasado 2 de septiembre de Atenas de forma precipitada y sin haber elaborado un informe sobre los progresos del país, demandando más celeridad al Gobierno en la aplicación de las reformas.
La vuelta de los jefes de misión de la troika no garantiza el pago de los 8.000 millones, si bien supone que Grecia ha logrado convencerles de que será capaz de cumplir -con más medidas de austeridad- con sus metas presupuestarias, condición previa para seguir recibiendo ayuda.
Los supervisores internacionales se concentran en la necesidad de que Grecia reduzca empresas, personal y sueldos públicos a cambio de nuevas ayudas.
Hoy mismo, el ministro griego de Reformas Administrativas, Dimitris Repas, ha enviado hoy una circular a todos los ministerios con el objetivo de reducir en un 30% el número de funcionarios ante el peligro de que los acreedores extranjeros no presten más dinero al país.
Según fuentes gubernamentales citadas por el canal privado ateniense Mega, la troika negocia con el Gobierno griego una reducción de entre el 15 y 20% de los sueldos, así como una reducción de las jubilaciones para que la más alta no supere entre 1.700 y 2.000 euros al mes.
Como objetivo está cubrir un agujero presupuestario de alrededor de 2.000 millones, y que impide a Grecia cumplir con su objetivo de reducir el déficit hasta el 7,6% en 2011.