
Los mataderos de conejo se han quedado sin producto. Grandes superficies como Eroski o Carrefour han registrado un evidente incremento de las ventas. Conclusión: el Gobierno ha ganado su batalla. Pese al aluvión de críticas, pese a los chistes de la oposición sobre una política económica basada en el conejo y en las propinas, lo cierto es que los productores de esta carne han vivido la mejor Navidad de la historia.
No es que el cordero haya desaparecido de los ágapes navideños; tampoco que el cochinillo haya huido de muchas mesas, ni que el tradicional besugo se haya quedado en la pescadería. Los españoles han mantenido en gran medida sus costumbres, pero, bien por la curiosidad, bien por el intenso debate suscitado, el conejo ha logrado hacerse un mayor hueco en los menús navideños.
Casi nadie aporta cifras concretas, pero la sensación generalizada en el sector es que se ha vivido una Navidad irrepetible. Gregorio Rodríguez, director de la Interprofesional Cunícola, que es la patronal de los conejeros, destaca que "nos hemos quedado sin producto. Tenemos más pedidos de los que somos capaces de servir", y ello, en unas fechas que tradicionalmente constituyen "la peor semana de todo el año" para este producto.
También en el súper
En 2007, y gracias a la ayuda inestimable del Gobierno y del ruido político y mediático generado a su alrededor, la situación se ha dado la vuelta por completo. En el País Vasco, por ejemplo, los nueve mataderos existentes se suelen ofrecer sus excedentes entre ellos. En los últimos días, cuando alguno pedía conejo, la respuesta era "a nosotros tampoco nos queda".
"Venimos de una época en la que teníamos problemas para sacar la mercancía, con las cámaras llenas y con los mataderos con dificultades para comercializar. Sin embargo, tras ese periodo, lo que ha ocurrido es que nos hemos quedado sin mercancía", apunta Rodríguez, quien lamenta, no obstante, el no haber tenido más material que poder vender ante este inesperado incremento de la demanda.
Una demanda que también ha llegado por parte de los consumidores. Eso explica que, por ejemplo, en Eroski las ventas de conejo hayan subido entre un 30 y un 40 por ciento respecto a otras Navidades. En Carrefour, por su parte, aunque aún no facilitan cifras, reconocen que el repunte de la comercialización de esta carne es "evidente".
De lo que no se han librado los tenderos a lo largo de estos días, desde que el pasado 13 de diciembre el secretario general de Agricultura, Josep Puxeu, lanzara su mensaje de apoyo al conejo, son de las bromas, los chascarrillos y los comentarios de todo tipo por parte de sus clientes.
En las tiendas y mercados la gente no recuerda a Puxeu como autor del polémico mensaje a favor de esta carne. Algunos la atribuyen a un ministro, mientras otros dirigen la vista directamente al presidente del Gobierno. El padre de "hay productos que no son típicamente navideños, pero que se encuentran a precios razonables", caso del conejo, que es "una carne sana, ligera, muy apetecible y barata" no ha tenido el reconocimiento popular, aunque sí puede celebrar ahora sus consecuencias.
Los tenderos, menos
El pequeño comercio es el que menos ha notado el incremento de las ventas de conejo. Como con otros productos, son las grandes superficies las que se llevan en mayor medida la tarta del mercado y, además, tienen más oferta de producto listo para cocinar.
Tenderos de diversos mercados de Madrid reconocen que en los primeros días se vendieron más conejos, pero con el paso del tiempo la demanda por parte de los clientes se estancó, volviendo a los niveles normales, y eso que el precio del conejo es hoy un 5 por ciento más barato que hace un año.
Precisamente al hecho de que el conejo tenga un menor precio es al que estos comerciantes atribuyen el mayor consumo, más que a la polémica desatada por el Gobierno. Otros, sin embargo, sí relatan que algunos de sus clientes han decidido adquirir conejo después de que el secretario general de Agricultura les refrescara la memoria.
En Cataluña, mientras, las cámaras frigoríficas de las carnicerías se están quedando sin conejo por primera vez en años, sobre todo en el centro de Barcelona y en Lleida.
Con polémica de por medio, la realidad es que el Gobierno ha conseguido su objetivo y, después de un año de dificultades, la Navidad ha sido más feliz para los productores de conejo. Ahora esperan que la demanda continúe en el futuro.