Economía

La OCDE previene del efecto sobre el empleo de la ralentización económica

París, 15 sep (EFE).- La OCDE advierte de que la ralentización económica es mala para la evolución positiva del desempleo tras constatar que las mejoras registradas en el mundo laboral al comienzo de la crisis eran muy frágiles.

En su informe anual sobre el empleo publicado hoy, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca la "amplia diversidad" en términos de resultados que se ha dado entre sus 34 países miembros desde el comienzo de la crisis.

España, que se mantiene con diferencia como el país con mayor tasa de paro, con un 21,2 % en julio pasado (el último para el que hay datos armonizados), es también el que lleva más trimestres de incremento del desempleo (15), por delante de Irlanda (14 trimestres y un paro del 14,5 %).

España, Irlanda y Estonia aparecen como los casos donde mayor ha sido la escalada del desempleo (superior a diez puntos porcentuales) desde la situación antes de la crisis hasta el máximo alcanzado. La diferencia es que en Estonia la evolución se ha corregido y el paro ha caído unos seis puntos.

En total, hay seis países que se mantienen con tasas de paro superiores al 10 % (Estonia, Grecia, Irlanda, Portugal, Eslovaquia y España), un panorama que contrasta con otros siete en que pese a la recesión mundial han conseguido mantenerlas en una horquilla de entre el 3,5 % y el 5,5 %: Australia, Austria, Japón, Corea del Sur, Luxemburgo, Noruega y Suiza.

En el conjunto de la OCDE, el desempleo pasó del 5,7 % de la población activa a comienzos de 2008 al 8,8% en octubre de 2009, el mayor nivel de la posguerra.

Pese a que desde entonces la economía mundial lleva creciendo dos años, el paro en el conocido como el "Club de los países desarrollados" sólo había disminuido seis décimas hasta julio pasado, lo que significa que 44,5 millones de personas seguían sin empleo.

Los autores del estudio constatan que "los grandes perdedores han sido los jóvenes", los trabajadores eventuales y los parados de larga duración.

En lo que se refiere a los jóvenes (de 15 a 24 años), su tasa de desempleo era en el primer trimestre de 2011 del 17,3 % en el conjunto de la OCDE, comparado con el 7 % de los adultos de entre 25 y 64 años.

Dentro de los jóvenes, el grupo de los que no tenían trabajo, ni estudiaban, ni estaban haciendo prácticas, que se consideran en riesgo particular de marginación suponían un 12,6 %, un porcentaje superior al 10,6 % de los que en 2008 tenían de 15 a 24 años.

En cifras absolutas eran 22,3 millones de personas, entre los 14,6 millones que estaban inactivos y no estudiaban y los 7,7 millones de parados.

La organización reconoce que no hay soluciones rápidas para permitir a todos los jóvenes excluidos entrar o reingresar en el mundo del trabajo, pero apuesta por dos líneas de acción: eliminar las barreras estructurales para este grupo de edad en el mercado laboral y abordar el problema específico de los que ni estudian ni trabajan.

A este último respecto, insiste en que hay que tomar medidas "preventivas" para mejorar la educación en la primera infancia y preocuparse en particular de los hijos de las familias con bajos ingresos o con entornos difíciles.

La OCDE realiza un análisis de las políticas de empleo durante la crisis y considera que deben centrarse en los que se encuentran en situación más precaria, lo que incluye los parados de larga duración y los que presentan un alto riesgo de exclusión.

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