La rentabilidad de las letras helenas a doce meses se dispara hasta un estratosférico 98%
Mientras Atenas apura las negociaciones, el veredicto de los mercados ofrece poco margen: la evolución de las últimas sesiones da por desahuciado al país. Sólo desde ese prisma pueden interpretarse los niveles a los que se han disparado tanto las rentabilidades de la deuda pública helena como los seguros para cubrirse de su impago (CDS).
Las cifras, desde luego, asustan. El rendimiento de las letras a un año se disparó ayer hasta un estratosférico 98 por ciento; el de los bonos a dos años alcanzó el 57 por ciento y el de los títulos a 10 años, el 20,5 por ciento. Ninguno de estos registros tiene precedentes. Aunque el termómetro que mejor reflejó la extrema desconfianza que envuelve a la capacidad de Grecia para esquivar la quiebra fueron los CDS. Se dispararon 658 puntos básicos, hasta los 3.470,1, que también suponen un máximo histórico. Por comparar, el de Venezuela, que es el segundo más alto del mundo, se encuentra en los 1.142 puntos básicos y el de España, que también está entre los diez primeros del ranking mundial, se mueve en los 412,5 puntos básicos.
Esta sangría se abrió paso en medio de constantes especulaciones acerca de una inmediata declaración de quiebra por parte de Grecia. Aunque su ministro de Economía, Evangelos Venizelos, desmintió públicamente esos rumores y aseguró que provienen de "un juego de mal gusto" y de "un ataque especulativo organizado contra la zona euro en su conjunto", la sensación imperante era la contraria. Sin ir más lejos, una de esas especulaciones aludía a que Alemania estaba preparando un plan para ayudar a sus bancos sobre la hipótesis de una pérdida de valor del 50 por ciento de su cartera de deuda griega.
Contagio a otros periféricos
La situación extrema que envolvió ayer a Grecia se contagió al resto de los periféricos y España, como Italia, no esquivaron el castigo. Las ventas provocaron que el rendimiento de los bonos españoles repuntara del 5,04 al 5,15 por ciento. Este incremento provocó que la prima de riesgo, medida por el interés adicional que exigen los inversores a los bonos españoles a 10 años con respecto a los alemanes con igual vencimiento, se ampliara de los 317 a los 338 puntos básicos -ó 3,38 puntos porcentuales-. En el caso italiano, el rendimiento de sus bonos aumentó del 5,27 al 5,41 por ciento y su prima de riesgo, de los 340 a los 363 puntos básicos.
En contraposición, el dinero volvió a guarecerse en el bund alemán. Como consecuencia, su rentabilidad descendió del 1,80 al 1,77 por ciento, el nivel más reducido de la historia.