
Las incongruencias de las agencias de calificación continúan sorprendiendo al mercado. Standard & Poor's, que rebajó la calificación de la deuda de EEUU el pasado 5 de agosto desde triple A a AA+, considera que un puñado de hipotecas subprime cuentan con mejor saneamiento que la mayor economía del mundo. Así, la compañía ha otorgado su máximo rating a un 59% del Springleaf Mortgage Loan Trust 2011-1, un conjunto de bonos ligados a créditos hipotecarios de alto riesgo, cuyo propietarios carecen de una pésima historial crediticio y tampoco cuentan con un aval en el caso de no poder hacer frente a sus pagos.
La situación es bastante hiriente. Por un lado, S&P regresa a las andadas al considerar productos de alto riesgo como una inversión segura, algo que ya hizo antes de que la crisis de las hipotecas basura desatase la peor recesión económica de EEUU desde la Gran Depresión. Por otro lado, vuelve a plantar cara políticamente a la administración Obama y a los legisladores norteamericanos al considerar que el riesgo de impago del país es mayor que el de un ciudadano sin aval y con una hipoteca seguramente muy por encima de sus posibilidades adquisitivas.
Curiosamente, desde que S&P retirase la triple A a EEUU, los bonos del Tesoro del país han ganado cerca de un 1,95% y los costes de los préstamos en EEUU han caído a mínimos históricos ya que los inversores rechazaron la decisión de la agencia de calificación, de acuerdo con los datos que baraja Bank of America Merrill Lynch. Sin embargo, S&P ha otorgado su máximo rating crediticio a más de 36.000 millones de dólares en activos hipotecarios este año, agrupardos en bonos de distinto riesgo y por el el que la agencia ha recibido una cuota para asignar puntuación de crédito.
Según datos recopilados por la agencia Bloomberg, más de 14.000 bonos crediticios en el país cuentan con la calificación AAA de S&P y están respaldados por toda clase de activos, desde casas y centros comerciales hasta préstamos automovilísticos.
Errores en las calificaciones
Cabe recordar, que S&P reconoció en el pasado haber cometido errores en sus cálculos a la hora de otorgar calificaciones a este tipo de productos financieros. Sin embargo, McGraw-Hill, su compañía matriz, depende enormemente de esta área de negocio a la hora de registrar beneficios. El negocio de calificaciones crediticias supuso un 27% de los 6.190 millones de dólares en ingresos registrados el año pasado, ligeramente por debajo del 33 por ciento registrado en 2007, según datos de Bloomberg.
"Estos son errores podrían causar que los aviones se estrellaran si esta compañía se tratase de un empresa ingeniería aeroespacial", explicó Sylvain Raynes, director de R&R Consulting y ex analista de Moody 's Investors. No debemos olvidar que esta clase de titulación, basada en préstamos hipotecarios de alto riesgo, y que S&P consideró segura, provocó 2 billones de dólares en pérdidas para las mayores instituciones financieras del mundo y el colapso de Lehman Brothers Holdings hace tres años.