Economía

"Descarto los eurobonos mientras los países gestionen sus propias políticas"

Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas alemán.

El que fuera ministro federal de Asuntos Especiales, jefe de la Cancillería General y ministro de Interior, nunca pudo imaginarse que tuviera que terminar su días en silla de ruedas, tras sufruir un atentando. Una circunstancia que no le impidió seguir adelante con sus aspiraciones. Llegó a ser presidente federal de la CDU pero tuvo que dimitir de sus cargos tras el escándalo de la financiación ilegal del partido, y tras muchas idas y venidas, con Angela Merkel en el poder volvió a hacerse cargo de la cartera de Interior. Con el tiempo su trabajo de mayor calado ha resultado ser el que desarrolla en Finanzas, dado el actual contexto económico.

Muchos están preocupados por sus ahorros. Han perdido la confianza en sus monedas y en la gestión de la crisis por parte de sus gobiernos, tanto en EEUU como en Europa. El precio del oro ha subido como resultado. ¿Entiende la desconfianza?

Puedo entender que la abundancia de noticias no muy positivas asuste pero en estos momentos no hay ninguna tendencia inflacionista y el euro es estable tanto interna como externamente. Lo que sí tenemos son trastornos en los mercados financieros y debemos asegurarnos de que no ejerzan un efecto negativo en la economía real. Hasta ahora no ha sido así. A pesar de tanta agitación, podemos decir a la gente que nuestra moneda está segura.

¿Cree que los ciudadanos aceptará más medidas, como los eurobonos o la llamada unión de transferencias, para que los miembros más fuertes sigan proporcionando fondos a los más débiles? ¿Seguirán dispuestos a financiar el fondo de rescate del euro incluso si más países desarrollan problemas y cada vez hay menos países donantes que tengan que apoyar a más países destinatarios?

Eso no va a ocurrir. Además, algunas de las expresiones que utiliza sólo sirven para asustar a la gente. No me gusta demasiado la expresión "unión de transferencias". Muchos la utilizan en el sentido de que otras personas van a despilfarrar el dinero que tanto nos ha costado ahorrar pero es absurdo, no cabe duda. Una comunidad sólo tiene sentido si existe cierto grado de igualación entre las partes. Por eso tenemos los fondos estructurales europeos, que benefician a la antigua Alemania del Este, entre otras regiones, pero en todo momento hay que preguntarse cuánta igualación es necesaria y en qué condiciones.

¿Se opone a los eurobonos?

Descarto los eurobonos mientras que los estados miembros sigan gestionando sus propias políticas financieras y necesitemos distintos tipos de interés (en bonos del estado) para ofrecer incentivos y la posibilidad de sanciones que refuercen la solidez fiscal. Sin solidez, una moneda común no tiene cimientos.

El estilo de gestión de crisis de los gobiernos de la eurozona, con una cumbre tras otra, no conduce demasiado a disipar la desconfianza de la gente. ¿Es posible que los problemas sean en realidad mayores de lo que el gobierno está dispuesto a reconocer y admitir públicamente?

Siempre hemos recalcado que se trata de un proceso constante aunque también es cierto que todas las medidas que hemos tomado para que Grecia pudiera evitar recurrir a los mercados financieros durante varios años y se dedique a arreglar su economía no han costado nada a los contribuyentes alemanes. Hemos ofrecido garantías y asumido determinados riesgos, es verdad, pero también hemos reforzado las fuerzas griegas que están abordando los problemas y trabajamos para mejorar aún más la gestión de crisis y gobernancia en la eurozona. Los líderes de la eurozona se comprometieron a ello en la cumbre del 21 de julio y la reunión entre la cancillera Ángela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy esta semana abordará sin duda la cuestión.

En ese caso, ¿por qué no han sido capaces los gobiernos de conseguir calmar la situación?

Lo que hemos experimentado estas últimas semanas ha sido una situación de incertidumbre. La crisis de la deuda en Estados Unidos y los problemas de deuda en algunos países de la eurozona no están totalmente libres de culpa en ese sentido. Además, aunque en Europa tenemos una moneda común y unas políticas monetarias colectivas, sigue habiendo políticas financieras nacionales. Habíamos contado con que nuestras políticas financieras nacionales convergerían como resultado del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y las necesidades propias a una moneda común pero eso sólo ha tenido éxito en parte y por eso ahora vamos a hacer que el pacto de estabilidad sea mucho más estricto. De todos modos, se tratará de un proceso gradual para fortalecer las instituciones de la UE todo lo que queramos aquí y ahora. Debemos asegurarnos de que los ciudadanos (europeos) participen en ese proceso.

Por ahora no hay pruebas de que Grecia se haya salvado y que no sea necesario al final emprender una reestructuración seria de la deuda, mucho más allá del ámbito de las medidas actuales.

En esta cumbre hemos definido con éxito nuestra postura de que el sector privado necesita participar en la mejora de la situación de la deuda griega y que los contribuyentes no pueden asumirlo en solitario. Gracias a ello hemos podido mejorar los términos de los préstamos griegos. Grecia podrá gestionar su carga de deuda si el gobierno implanta todas las medidas acordadas; el país necesita ser económicamente productivo.

¿De verdad cree que las medidas son suficientes?

Ésa es la opinión de unas instituciones independientes que sin duda saben de lo que hablan, como el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.

Ya no tiene que ver sólo con Grecia sino que incluso Italia está en peligro y se especula también sobre Francia. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, la ha llamado la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

Hay buenas razones por las que los gobiernos y el banco central jamás comentan las declaraciones respectivas. Supongo que el presidente del Banco Central Europeo quería explicar por qué su organización ha tomado la decisión de volver a comprar bonos del Estado.

Comentarios así no calman precisamente a los mercados.

Eso tendría que hablarlo con el presidente del BCE, que está haciendo una labor magnífica, por cierto. El BCE se ocupa de garantizar la estabilidad de los precios y los precios han sido más estables desde la introducción del euro que cuando teníamos el marco. Incluso entre tanta preocupación, no hay que olvidarlo. Tenemos una moneda estable y nadie debe preocuparse por sus ahorros.

Siempre que los gobiernos consigan controlar la situación.

Incluso cuando a uno le va bien se preocupa de si las cosas volverán a salirle mal en el futuro. Es una observación antigua basada en la experiencia humana. También había escépticos cuando la introducción del euro pero ¡está funcionando y es estable! No debemos olvidar que estamos viviendo una situación económica inusualmente estable. Nos encontramos en la posición de superar esta crisis.

Muchos economistas advirtieron en contra del euro porque creían que una unión monetaria sin unión política no funcionaría y los países miembros eran demasiado diversos económicamente. Para los críticos, los últimos acontecimientos han venido a confirmar sus temores.

Es posible que las personas que opinen así se sientan reafirmadas pero yo veo las cosas de otra forma. Lo que es cierto es que cuando creamos el euro no era posible crear una unión política porque la gente no estaba preparada. Sin embargo, desde entonces están más predispuestos a ir en esa dirección. Es un proceso unas veces laborioso y otras lento, pero es importante contar con la participación de los ciudadanos.

¿No trivializa sobre la situación de peligro que estamos viviendo?

No, sólo pido que no dejemos que las turbulencias actuales nos hagan perder de vista las tendencias económicas positivas que también existen. No creo que sea una actitud irresponsable sino basada en los hechos. Si decidiéramos no continuar con el proyecto europeo, nuestros pronósticos serían mucho peores.

Aun así, la pregunta sigue siendo si la unión monetaria, tal y como se creó, puede durar o si tener una moneda común está distanciando económicamente todavía más a los países miembros.

RLa unión monetaria intensifica las presiones competitivas de los miembros y por eso los países que están experimentando dificultades deben mejorar su competitividad económica.

Pero no lo han conseguido y puede que sea tarde.

Cuando era niño, cuando me mandaban una redacción en el colegio esperaba para escribirla hasta el último día, cuando ya había suficiente presión. Así son las personas y así es la situación en Grecia, Portugal y en España. Además, todos esos países están realizando un esfuerzo tremendo que hace poco tiempo habría parecido impensable y eso también debemos respetarlo.

Pese a su confianza, ¿no le preocupa lo que está por venir?

No, aunque reconozco que me habría gustado tener unas vacaciones de verano más tranquilas. Estamos dando todos los pasos necesarios a la vez que tratamos de no infundir el nerviosismo en los mercados. En algún momento la atención volverá a fijarse en las claves económicas y las duras medidas que se están implementando traerán sus primeros frutos, con la consiguiente acogida positiva. En el caso de Alemania, las claves económicas son muy buenas en realidad. Todas las señales apuntan a que el país ha vuelto a lograr un crecimiento superior al 3 por ciento este año. Hace un año nadie lo hubiera creído posible.

Hace un año, ¿se habría imaginado lo peligrosa que sería la situación?

Llevo el suficiente tiempo en política como para saber que cada año nos depara una situación inimaginable el año anterior. A veces es mejor y otras no tan buena.

Pero en la crisis del euro, la realidad ha superado incluso los pronósticos más aciagos.

Yo lo veo de otra manera. Estamos viviendo acontecimientos que no habíamos previsto pero siempre nos hemos enfrentado a los puntos de crisis y encontrado soluciones. Los malos augurios no ayudan mucho en ese sentido. Aun así, debemos tener en cuenta que es sumamente difícil impulsar cambios si no existe el convencimiento de que son necesarios.

En otras palabras, si el euro falla, será por motivos políticos, no económicos.

Ambos están inextricablemente unidos pero permítame que vuelva a repetir, muy claramente, que el euro no va a fallar.

Lo hará si las poblaciones de los países destinatarios dejan de estar dispuestas a soportar unas reformas drásticas y los países donantes se niegan a pagar una cuota cada vez mayor para apoyar a los estados miembros débiles.

El trabajo de los políticos, en tanto que líderes, es ganarnos el apoyo de la ciudadanía en ese aspecto. Los políticos necesitamos valor para actuar pero también capacidad de convencer. Estoy convencido de que la gran mayoría de la gente -y no sólo en Alemania- apoya la integración europea.

¿Y qué ocurre si no emprenden suficientes reformas? ¿Se les negará la ayuda aún a riesgo de que la unión monetaria se desmorone?

Los gobiernos han dejado muy claro que van a hacer todo lo posible para que no surja esa situación y cumplirán con los programas correspondientes. No vamos a rescatar países a cualquier precio.

¿Ha comprado usted oro?

Mi situación financiera privada me ahorra tener que preocuparme por mis inversiones. No tengo mucho que invertir.

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