Economía

Los 'top model' de la pasarela de la deuda privada española

Los títulos emitidos por la empresas y las entidades financieras aún desfilan con paso decidido por los mercados. En conjunto, o por separado, dentro del segmento español hay ocasiones.

Muy curioso. Por mucho que sorprenda con la que está cayendo en los mercados mundiales en los últimos tiempos, los inversores tienen las alforjas llenas de liquidez. A rebosar.

El problema reside en que, precisamente por la tormenta imperante en el universo financiero, apenas encuentran alternativas de inversión interesantes hacia las que dirigir su punto de mira, una realidad que, en parte, explica la rápida formación de burbujas en ciertos activos en momentos puntuales, ya que se convierten en receptores de una auténtica lluvia de dinero deseoso de obtener rentabilidad.

A la espera de que el abanico de activos se amplíe -es decir, de que las aguas de los mercados internacionales se tranquilicen-, una de las posibilidades con más predicamento entre los expertos continúa siendo la deuda privada, es decir, la colocada por las empresas y las entidades financieras. ¿Por qué gusta tanto? Porque, sin ser uno de los refugios más habituales, condición que sí poseen el oro, el yen japonés o el franco suizo, la deuda privada también se está beneficiando de la convulsión reinante. Más que nada, porque ofrece una combinacion de rentabilidad y riesgo más jugosa que la que muestran en este momento la renta variable y la deuda pública. Sobre la primera, los expertos coinciden en que cuenta con unas valoraciones atractivas, pero, al mismo tiempo, subrayan que la crisis europea y la enclenque recuperación estadounidense dibujan todavía un panorama demasiado sombrío como para tomar posiciones masivamente, tal como se ha podido apreciar en las últimas semanas.

Por su parte, la deuda pública pierde la batalla contra la privada por dos causas principales. La primera, que los títulos emitidos por los Estados han perdido su etiqueta de seguridad por los problemas fiscales que padecen muchas naciones. Y la segunda, que, teniendo en cuenta el bajo nivel en el que se encuentran los tipos de interés oficiales y las expectativas de inflación, el rendimiento de los bonos soberanos más seguros -como los alemanes- apenas dan para cubrir el coste de la vida.

En este contexto, el atractivo de los títulos privados crece. El motivo de esta realidad lo explica Fernando García, de SG: "Los inversores tienen necesidad de sacar rentabilidad a sus fondos bajo gestión, sobre todo porque, aunque parezca lo contrario, tienen mucha liquidez. Y ante la incertidumbre que envuelve a la renta variable y la deuda soberana, el dinero se dirige a los mercados de crédito, sobre todo a deuda corporativa y dentro de ésta, a high yield (alto rendimiento)", asegura Fernando García, de Société Générale.

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