El pasado 9 de junio James Richard Verone se despertó con un plan en mente: asaltar un banco con el objetivo de ir a la cárcel y poder recibir asistencia médica gratuita. No estaba especialmente nervioso, ni tampoco tenía intención de asustar a nadie, asegura este hombre de 59 años, actualmente en paro y enfermo. En todo caso estaba excitado porque por fin iba a poder conseguir la atención que necesitaba.
Con este propósito, se dirigió a una entidad financiera de Carolina del Norte, en Estados Unidos, que escogió al azar. De hecho, ejecutó el robó de la forma más pasiva que supo, asegura la Gaceta de Gaston, periódico local del condado donde ocurrió el suceso.
Se acercó a la cajera del banco y le entregó una nota en la que exigía un dólar y atención médica. Eso sí, le aseguró que tenía un arma de fuego, de acuerdo con el informe policial.
"No tenía ningún miedo", asegura Verone, quien tras dirigirse a la cajera cogió una silla y dijo, "voy a esperar aquí a la policia". La cajera explica que Verone nunca sacó el arma.
A su llegada, los agentes arrestaron al supuesto delincuente que no opuso ninguna resistencia ni iba armado, como confirmó la policia.
Problemas en el pecho, cojo del pie izquierdo, con artritis y dos discos rotos en la columna vertebral, cualquier trabajo se le hacía cuesta arriba. Ante la falta de dinero, Verone solicitó la discapacidad laboral. Pero se la denegaron. Precisaba asistencia médica y no quería ser una carga para sus hermanos, asegura.
"Me he preparado para esto", explica desde la cárcel donde se encuentra. Hasta antes del atraco, Verone nunca había tenido problemas con la ley. Ahora está a la espera de una sentencia que mantenga en prisión al menos tres años, donde podrá ser tratado de varias dolencias físicas.
Verone será juzgado a finales de mes, acusado sólo de robo sin fuerza, por lo que será difícil que le mantengan encarcelado el tiempo que desearía.