
La semana pasada nos dejó un aluvión de datos negativos en Estados Unidos. Los precios de la vivienda constataban una recaída del sector, mientras que la bajada del índice de compras PMI ponía la guinda a una serie de índices manufactureros que se habían ido debilitando desde abril.
Por otro lado, las ventas de coches se desmoronaron. A continuación desgranamos estos y otros datos decepcionantes:
Una mala encuesta de población activa
1. La encuesta ocupacional de BLS (Instituto de Estadística norteamericano) del pasado mes de mayo supuso una sorpresa muy negativa, e indica que la ralentización del crecimiento se está alineando con el mercado laboral.
El empleo manufacturero muestra una ligera corrección. Anteriormente, los indicadores de actividad manufacturera de mayo mostraban una frenada en seco, al menos en parte, por la caída en la producción de vehículos.
Para mayor preocupación, la contratación en el sector servicios también sufrió un repentino parón, debido a la bajada de la contratación en el sector minorista (tras lo que parece haber sido un pico temporal en mayo), y un declive en los nuevos contratos en el ocio y la hostelería. Esto último es síntoma de una actividad débil en el sector que se debe al hecho de que los consumidores estén recortando gastos innecesarios.
El declive en los índices de difusión de la contratación privada, que se acerca a terreno neutral, del 65,0 al 53,5, indica el hecho de que no se trata tan sólo de una bajada provocada por un sector.
La encuesta de población activa por hogares del BLS de mayo tampoco nos dio muchas alegrías. Se crearon 105.000 puestos de trabajo, muy por encima de los 34.000 de abril. Sin embargo, el sector laboral civil creció más, hasta los 272.000, lo que causó que la tasa de desempleo bajara hasta el 9,1 por ciento. Un dato peor que el de abril (9 por ciento) y el de marzo (8,8 por ciento).
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