José Ramón Bauzá, presidente electo del Gobierno balear, ha anunciado que no sabe si podrá pagar las nóminas de los funcionarios y anuncia recortes severos.
Hasta no ver las auditorías no hay nada seguro, pero el popular José Ramón Bauzá, presidente balear electo, ya ha hablado de la existencia de riesgo de impago de nóminas de empleados públicos, una nueva amenaza de quiebra de una comunidad que cambia de gobierno.
Tras el vendaval político levantado este sábado por la denuncia del PP castellano-manchego de no poder hacer frente al pago de los sueldos de los funcionarios de esa comunidad, aún antes de analizar las cuentas dejadas atrás por el saliente Barreda, las palabras de Bauzá recogidas hoy por el diario El País, siguen sembrando inseguridad sobre cuál es la verdadera deuda que arrastran las distintas comunidades y cómo podría ésta afectar a la economía nacional.
En cualquier caso, Bauzá, quien ha sido capaz de refundar el partido en las islas, tras los escándalos de corrupción que sacudieron al Gobierno de Jaume Matas, ha trazado un ambicioso y austero plan para superar la complicada situación económica balear.
"Austeridad, reducción de la Administración y un considerable recorte de consejerías, direcciones y altos cargos". Esa sería la fórmula en la que el presidente electo basará su apuesta por la recuperación, según lo expresado en El País.
"Reduciremos empresas públicas. Hay 190 , es insostenible. Cerraremos el grifo del gasto corriente", ha indicado, para anunciar también que cerrará Radiotelevisión de Mallorca y reducirá la autonómica Ib3: juntas han consumido 300 millones en cuatro años.
Lo que sí ha dicho que no tocará es el presupuesto de sanidad, educación y asistencia. Así mismo, tampoco entra en sus planes subir impuestos y tasas.