El Gobierno de Francisco Camps va a tener que seguir buscando debajo de las piedras para atender los pagos a proveedores.
Los 900 millones de euros que esperaba recaudar la Generalitat Valenciana con la emisión de bonos para minoristas que terminó el 20 de mayo se han quedado en 722,7 millones, según hizo público ayer el Instituto Valenciano de Finanzas. Un total de 28.655 inversores particulares adquirieron los denominados bonos patrióticos a uno y dos años, según la Consejería de Economía y Hacienda.
El pinchazo en esta segunda emisión en seis meses -la de diciembre, de 1.500 millones, la cubrió con creces- cabe atribuirlo a las dificultades para colocar papel en las oficinas bancarias y a la falta de cumplimiento de algunas de las once entidades que habían asegurado la emisión.
En concreto, dos cajas valencianas, Mediterráneo (CAM) y Ontinyent, fueron las únicas que no cubrieron el mínimo asegurado en ninguno de los dos tramos. La CAM se quedó en el 25 por ciento y Caixa Ontinyent, en el 55,7.
En el tramo de bonos a un año con un interés del 4,25%, se colocaron 472,69 millones de euros, por encima de los 350 millones que aseguraban los colocadores pero por debajo de los 550 millones previstos. En el segundo tramo, de bonos a dos años con un interés del 4,75 por ciento, hubo más incumplimientos, incluido el del coordinador de la emisión, La Caixa, que colocó 77,55 millones de los 100 que había asegurado. En total, se vendieron 247 millones, aunque al estar asegurados 250, los bancos tuvieron que asumir la diferencia.
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