
Donde hay capitán, no manda marinero y en el buque del Fondo Monetario Internacional, con 184 miembros a bordo, Dominique Strauss-Kahn ha conseguido no naufragar en un momento en que la economía mundial todavía sufre las consecuencias de las irresponsabilidades fiscales y bancarias del planeta.
Sin embargo, la detención del director gerente de la institución dinamita la cúpula directiva del Fondo, en un momento crítico no sólo para las cuentas de muchos países, especialmente en el Viejo Continente, sino también para la imagen de la propia organización.
La incertidumbre es más que evidente y la tensión se mascaba ayer en todos y cada uno de los rincones de la base de operaciones del FMI en Washington. El consejo de la institución celebró ayer una reunión de urgencia para tratar lo hechos.
Un relevo transitorio
Previamente, Will Murray, portavoz de prensa de la organización, explicó que cuando Strauss-Kahn se ausenta de Washington es John Lipsky, subdirector de la institución, el que asume las riendas de Fondo.
Sin embargo, sus funciones serán limitadas y transitorias, puesto que Lipsky, una figura histórica del FMI, ya ha oficializado su intención de abandonar la institución en agosto. Según Murray, Lipsky actuó en su lugar y presidió la cita informal.
Mientras tanto, con la crisis de deuda soberana europea todavía en plena ebullición, se eligió a Nemat Shafik, subdirector gerente del Fondo, como representante de la organización para acudir hoy lunes a la reunión del Eurogrupo en Bruselas" según un comunidado.
Aliado europeo
La detención del francés provoca dos quebraderos de cabeza en Europa. Por un lado, si se confirma la acusación, la zona euro corre el riesgo de perder en el FMI a un aliado tan clave como influyente. Y siempre dispuesto a colaborar en los rescates de países del euro al borde de la quiebra como ha sido el caso de Grecia, Irlanda y Portugal. Países como China o Brasil, potencias emergentes tanto en la economía mundial como en la sala de máquinas de este organismo multilateral con sede en Washington, no han disimulado su incomodidad por lo que consideran generoso trato de favor dispensado a la crisis de la zona euro.
Por otra parte, las capitales del Viejo Continente temen que Europa parta ahora con el pie cambiado en la carrera sucesoria. Según la tradición, el director gerente del FMI ha sido siempre un europeo, y el segundo de a bordo un estadounidense; como también norteamericano ha sido siempre el número uno del Banco Mundial.
Las economías emergentes y los países en vías de desarrollo reclaman cada vez con más fuerza que se ponga fin a los nombramientos a dedo, y que el abanico de candidatos reales se abra al resto del mundo. Los dos últimos precedentes juegan muy en contra de las aspiraciones europeas de mantener este influyente cargo entre las manos de uno de sus conciudadanos: el español Rodrigo Rato abandonó el cargo inesperadamente, y su sucesor va camino de hacerlo de una manera aún menos decorosa.
Retrasos para Atenas
Por su parte, el Gobierno griego reconoció ayer que el arresto de Strauss-Kahn podrá causar cierto retraso en el plan de rescate a la economía helena, informó desde Atenas la agencia Reuters. Pero puntualizó que en modo alguno afectará a la voluntad del Ejecutivo del primer ministro Yorgos Papandreu de proseguir con sus planes de reforma económica, ajustes presupuestarios y privatizaciones.
En el viaje que iniciaba a Europa al ser detenido y desembarcado del avión, el aún director gerente del FMI tenía previsto reunirse con la canciller alemana y con los ministros europeos de Economía y Finanzas para discutir sobre la coyuntura griega y la posible ampliación del rescate.
Por supuesto, el favoritismo de Strauss-Kahn por el Viejo Continente ha despertado rencillas, especialmente entre las economías emergentes que tiran del resto de la economía mundial como China o Brasil, por nombrar algunos casos. Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornwell y ex economista jefe del FMI aseguró al Wall Street Journal que si uno de los países miembros del FMI tiene problemas como ahora la UE, "no se les debe de dar tanta cuerda".