Economía

La propaganda china alardea de su fuerza espacial con el lanzamiento de un satélite lunar

El satélite Chang'e I ha despegado de la provincia suroriental de Sichuan y después pasará más de un año vigilando la superficie de la Luna, preparando el camino para un vehículo sin tripulación en torno a 2010, y más tarde un aterrizaje tripulado en décadas futuras.

China ha preparado el lanzamiento de su primer satélite lunar con un estallido de propaganda patriótica celebrando las ambiciones espaciales y la hazaña tecnológica del país.

Un nuevo gesto de fuerza

Incluso antes del despegue, los medios estatales celebraban el acontecimiento como una muestra de la creciente fuerza del país. El Chang'e I fue bautizado así por una diosa mítica china que voló a la Luna.

"Sin duda, el lanzamiento del Chang'e I mostrará de nuevo al mundo que el pueblo chino tiene la fuerza de voluntad, la confianza y la habilidad para escalar constantemente a las cimas de la ciencia y la tecnología", dijo uno de los comentaristas de la página de noticias Sina.

El espectáculo tiene su precio

La proclama patriótica se repitió entre los aproximadamente dos mil visitantes, que los funcionarios de Xichang esperaban que abarroten la pequeña ciudad, pagando de 800 a 1.000 yuanes (de 75 a 94 euros, aproximadamente) por tener el privilegio de tener una vista del lanzamiento cercano.

"Esta es nuestra primera prueba en la Luna, y será un evento simbólico", dijo uno de los espectadores, una mujer apellidada Bian. "Siento que esto es muy importante para nosotros".

Miles de habitantes en un radio de 2,5 kilómetros a la redonda se preparaban para marcharse mientras los técnicos repostaban y preparaban el cohete Long March 3A que levantaría el satélite, dijo el servicio chino de noticias.

¿Intenciones pacifícas?

Los planes espaciales de Pekín se han enfrentado a un creciente escrutinio internacional. El miedo a una posible carrera armamentística espacial con Estados Unidos y otras potencias se ha elevado después de que China volara por los aires uno de sus propios satélites meteorológicos utilizando un misil tierra-aire en enero.

China ha insistido en que sus intenciones son pacíficas, pero los funcionarios también dejan pocas dudas sobre que quieran mostrarle al mundo que la capacidad de su país de desarrollar tecnología propia crece al mismo ritmo que su economía.

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