Tras el ataque de los rebeldes kurdos que causó la muerte de 12 soldados suyos, el gobierno turco parecía dispuesto el lunes a asumir las consecuencias de una operación militar en Irak para eliminar los campos de entrenamiento de los guerrilleros.
ANKARA (Thomson Financial) - Por Burak Akinci
Unos 200 insurgentes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que se infiltraron desde el territorio iraquí fueron los protagonistas del ataque contra una patrulla turca que se saldó con la muerte de los 12 soldados, 32 rebeldes, y según la guerrilla, la captura de un número indeterminado de soldados.
El incidente bélico provocó manifestaciones espontáneas de cólera en varias ciudades turcas, y el presidente Abdulá Gul se disponía este lunes a recibir al conjunto de las fuerzas políticas para reunir el consenso político necesario para la operación militar.
La primera reunión del presidente turco fue con el máximo dirigente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Deniz Baykal.
Un comunicado publicado el domingo, al término de una reunión de crisis convocada por Gul con los máximos dirigentes civiles y militares, resaltó la determinación de Ankara.
'Turquía no dudará en pagar el precio, sea el que sea, para proteger su derecho, su unidad indivisible y sus ciudadanos', señaló el comunicado.
'El combate contra la organización terrorista (en referencia al PKK) continuará con determinación, hasta el final', precisó el comunicado.
Los combates tuvieron lugar en una zona muy montañosa en la provincia de Hakkari (sureste), cerca de la frontera con Irak.
Esta nueva escalada de violencia se produjo cuatro días después de la luz verde que dio el parlamento turco para atacar las bases de los rebeldes en el norte de Irak.
El episodio eclipsó también el resultado de un referéndum sobre una reforma constitucional que fue favorable al gobierno del primer ministro Reccep Tayyip Erdogan.
Miles de personas descendieron a las calles para exigir al gobierno que actúe.
Erdogan, que esperaba que la autorización del parlamento no llegara nunca a ser utilizada, contaba resolver el problema por vías diplomáticas, pero no obtuvo resultados ni con Bagdad ni con Washington.
'Actuaremos con tranquilidad', declaró el domingo a los periodistas.
La violencia atribuida al PKK ha acabado con la vida de 114 soldados turcos desde principios de año. Esa guerrilla es considerada una organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.
Los jefes de la oposición exigen a Erdogan una operación en Irak. Pero el primer ministro reconoció que la secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, le había pedido paciencia durante unos cuantos días.
'Esperamos de Estados Unidos que tomen medidas rápidas (contra el PKK), teniendo en cuenta nuestra alianza estratégica', declaró Erdogan el domingo.
Estados Unidos teme que una intervención turca contra el PKK en el norte de Irak desestabilice la región controlada por sus aliados kurdos iraquíes.
El dirigente kurdo iraquí Massud Barzani advirtió que su región autónoma se defendería en caso de invasión turca.
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AFP/cl
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