Más de 100.000 usuarios de Renfe (ferrocarriles españoles) y unos 60.000 de los ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña sufren las consecuencias de la suspensión de 400 trenes que unen la capital catalana con sus alrededores.
Más de 200 autobuses se emplean desde el lunes para transportar a unos 160.000 usuarios afectados por la suspensión del servicio de ferrocarriles de cercanías durante una semana por socavones formados junto a las vías por las obras del tren de alta velocidad.
El causante de esta situación -que el lunes sumergió en el caos la entrada a la ciudad no sólo por vía férrea sino también por carreteras y rondas, donde los colapsos habituales fueron de mayor envergadura ya que muchos de los afectadosrecurrieron al coche-- son las obras de construcción del trazado para el tren de alta velocidad (AVE).
Los culpables: dos nuevos socavones
El miércoles pasado las obras del AVE causaron dos nuevos socavones junto y bajo las vías de cercanías (trenes suburbanos), de suficiente entidad como para que se decidiera cortar parte del trazado por razones de seguridad.
El presidente del gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, en su última visita a Barcelona, anunció a bombo y platillo que el AVE que uniría Madrid con Barcelona sería inaugurado el 21 de diciembre próximo, una fecha que técnicos y políticos ahora ven casi imposible de cumplir.