Economía

El Banco del Sur intentará combinar finanzas con el trabajo social

Omar Lugo

Río de Janeiro, 9 oct (EFECOM).- Técnicos de siete países suramericanos comenzaron hoy en Río de Janeiro una nueva ronda de discusiones para avanzar en los detalles del Banco del Sur, una nueva organización de fomento regional decidida por consenso el lunes.

Durante esta "Novena Ronda" de negociaciones que se prolongará hasta el miércoles, los técnicos de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Venezuela deberán darle forma y contenido al organismo que según sus promotores podría comenzar a operar ya en 2008.

El "Acta Fundacional" fue aprobada por ministros y viceministros de economía y finanzas de los países socios y ahora será sometida a la consideración de los respectivos presidentes.

En caso de ser aprobada por ellos sin objeciones será firmada el 3 de noviembre en un acto oficial en Caracas, según el gobierno de Venezuela, y 60 después se completará el "Convenio Constitutivo" que será suscrito por los socios.

La institución pretende conjugar la rentabilidad de un banco regional de fomento e inversión con el respaldo a proyectos sociales prioritarios, en países empobrecidos y con un déficit crónico de infraestructura.

El hecho de que la sede principal quede en Caracas, de donde nació la idea y las subsedes en La Paz, Bolivia y Buenos Aires, Argentina, dos países aliados de Venezuela, ilustra un proyecto nacido a la sombra del integracionismo promovido por el presidente venezolano Hugo Chávez, respaldado con sus petrodólares.

Como contrapeso en el proyecto aparece Brasil, cuyo gobierno mantiene una política económica conservadora, enfocada en la disciplina fiscal y restricción del gasto público.

Pero tras las objeciones iniciales, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva acabó entendiéndose con los de sus vecinos y le dio su apoyo político e institucional.

"La institución reforzará la reducción de nuestra vulnerabilidad, ayudará a robustecer los países suramericanos, nos dará mayor autonomía financiera y nos colocará en condiciones de enfrentar mejor las crisis internacionales", afirmó el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mántega, el lunes.

Uno de los logros del gobierno de Lula en este trance ha sido que el futuro banco se limite a financiar exclusivamente a países de Suramérica, según observadores.

"Estamos apoyando un proyecto que va a beneficiar a nuestros socios comerciales y políticos, y a empresas brasileñas que actúan en esos países", dijo Mántega.

La posición de Brasil era la de crear una institución seria, eficiente, con clasificación financiera y rentabilidad, aclaró.

Según los críticos de la iniciativa venezolana, Chávez proponía que sirviera también para ayudar otros aliados extra regionales, como Cuba y Nicaragua, en programas asistencialistas de trasfondo ideológico y político que podrían haber distorsionado el papel de la futura institución.

Un borrador del documento, al que Efe tuvo acceso, señala que el Banco es un paso más en la búsqueda de "un sistema monetario regional".

"La integración suramericana" debe ser "un espacio consagrado a la promoción del desarrollo económico y social, la reducción de las asimetrías, de la pobreza y la exclusión social", señala el Acta.

El proyecto ha avanzado desde que en febrero de 2007 fue firmado un "memorando de entendimiento" entre los presidentes de Argentina, Bolivia y Venezuela.

Posteriores reuniones ministeriales y técnicas como esta de Río de Janeiro han avanzado lo suficiente para llevar a los ministros a firmar el acta sin que estén decididos todavía aspectos esenciales como el capital del banco y el monto de su capitalización.

Una de las claves del nuevo banco es que su "control soberano sea ejercido genuinamente por los países suramericanos".

Aquí reside un punto clave de la posición de Venezuela.

Para el ministro de Finanzas de ese país, Rodrigo Cabezas, los préstamos de las "declinantes" instituciones tradicionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, son otorgados a cambio de condiciones establecidas según una receta neoliberal que probó su fracaso en el pasado.

Cabezas era el ministro más abiertamente contento y optimista en la reunión de Río de Janeiro y dijo que su gobierno está muy satisfecho con el modelo nacido, según dijo, de la voluntad política y de la "urgente necesidad de la integración".EFECOM

ol/jlm

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