Bruselas, 5 oct (EFECOM).- De los europeos mayores de 55 años, los españoles son los que menos discriminados se sienten en el trabajo, mientras que los checos, lituanos, luxemburgueses y austríacos se encuentran en el extremo opuesto.
Sólo en torno a un 1 por ciento de las personas que superan esa edad en España dice haber sido objeto de discriminación laboral, frente a más del 13 por ciento de los ciudadanos en la República checa y alrededor del 11 por ciento de los lituanos y los luxemburgueses.
Son los datos de la cuarta "Encuesta sobre condiciones laborales", realizada por la Fundación Europea para la mejora de las condiciones de vida y del trabajo e incluida en un borrador de informe sobre Empleo que la Comisión Europea tiene previsto publicar este mes.
El sondeo, realizado en 2005, revela que el 4,6 por ciento de los europeos de más de 55 años denuncia haber sido marginado en el trabajo por motivos de edad, frente al 1,9% en la franja de edad entre los 25 y los 54.
Esa discriminación se traduce, por ejemplo, en que los trabajadores más veteranos tienen menos oportunidades de seguir cursos de formación que sus compañeros más jóvenes.
Según el estudio que prepara la CE, las distintas percepciones que en cada país se tienen sobre la discriminación laboral de los trabajadores de más de 55 años "pueden reflejan hasta cierto punto las diferencias en el nivel de concienciación pública".
"A la luz de lo anterior, es evidente que las reticencias de los empresarios a contratar y mantener activos a trabajadores mayores refleja en parte una discriminación por edad, de ahí que además de los esfuerzos para modificar la actitud del empleador mediante campañas de información y directrices, haga falta la legislación adecuada", indica el texto.
El informe que prepara Bruselas analiza la manera de incentivar la permanencia en el mercado laboral europeo de los trabajadores mayores para afrontar el envejecimiento de la población, la baja tasa de fertilidad y el aumento de la esperanza de vida.
"Aunque es un asunto que preocupa a todos, algunos Estados miembros tendrán que hacer frente a mayores desafíos que otros como consecuencia del envejecimiento de la mano de obra", advierte el estudio.
En sus conclusiones, el informe agrega que "en un contexto en el que la gente puede vivir de media 20 años más una vez retirada de la vida activa, será esencial aumentar la participación y retrasar la salida del mercado laboral para apoyar el crecimiento económico y aliviar la presión sobre los sistemas de protección social".
Para ello el texto recomienda a los países, entre otras medidas, abandonar los sistemas salariales basados en la antigüedad, dado que uno de los factores que desincentivan a los empresarios a mantener a los empleados mayores en activo son los sueldos que tienen que pagarles, más altos que los de los trabajadores jóvenes. EFECOM
mb jla