
Bruselas pretende poner en marcha un plan con el que poner freno a la dominación masculina en los consejos directivos. Para ello, planea sacar adelante una medida que requerirá a todas las empresas participadas en bolsa que tengan por lo menos un 40% de mujeres en su dirección. La tasa de ocupación femenina, un 15% inferior a la de los hombres.
La Comisión Europea está preparando propuestas para un código voluntario que verá la luz en abril, pero también amenaza con hacerlo obligatorio si las empresas no se adhieren a él antes de finales de este año.
Si esta medida se promulga, la normativa causaría una gran agitación en los consejos de administración británicos, al introducir cuotas de mujeres similares a las de Francia, Noruega y España. Un reciente informe de la Escuela de Gestión de Cranfield muestra que sólo el 12,5% de los cargos directivos de las empresas del FTSE 100 (el índice compuesto por los cien mayores valores de la Bolsa de Londres) están ocupados por mujeres. La propuesta, defendida por Viviane Reding, la comisaria europea de Justicia, exigiría a las empresas emplear a un 30% de mujeres en sus consejos de administración para 2015, elevándose a un 40% para 2020. En España, el objetivo actual es alcanzar el 40% en 2015.
"Si no se consigue alcanzar una autorregulación apropiada para finales de 2011, desde la UE tendremos que poner en marcha un instrumento legal para introducir cuotas femeninas en los consejos directivos", ha dicho Reding recientemente. Esta luxemburguesa es más conocida por obligar a las compañías de telefonía móvil a rebajar drásticamente los precios de las llamadas internacionales.
Iniciativa en Reino Unido
Su iniciativa llega cuando Lord Davies, ex ministro de Comercio, ha finalizado su informe para el Gobierno británico sobre mujeres directivas, que se espera que incluya propuestas similares. Davies ha dicho que "no es probable" que exija cuotas inmediatas de directivas femeninas.
En lugar de esto, se cree que este mes recomendará que las empresas blue chip doblen su proporción de mujeres directivas alcanzando un 25% para 2015 o que hagan frente a una cuota impuesta en esta fase. Las propuestas han alarmado a los grupos empresariales.
"Las cuotas impuestas por Europa no son la solución para incrementar la diversidad en los consejos de administración y, de hecho, podrían minar los esfuerzos por conseguir que más mujeres accedan a los más altos puestos del mundo de los negocios", explica Katia Hall, directora de políticas laborales del CBI, el lobby empresarial.
"Las empresas podrían acabar viéndose paralizadas por una cuota arbitraria que no consigue reflejar las circunstancias, de manera que una empresa de comunicación con una plantilla que posea un elevado número de mujeres podría querer fijar un objetivo más alto que una compañía de ingeniería con sólo un puñado de empleadas. Lo que hace falta es un cambio cultural, no cuotas, ni ratios, ni programas políticos de fachada".
Sin embargo, la iniciativa de Reding es apoyada por Michel Barnier, el comisario europeo de Mercado Interno, que es responsable de la regulación financiera y que querría ver las cuotas aplicadas en los bancos. "Por lo general, es bueno incluir mujeres en la dirección de las empresas, no sólo porque es más justo sino también porque lleva a una toma de decisiones más equilibrada", ha afirmado.
Hay evidencias de que las empresas que cuentan con mujeres en la dirección trabajan mejor que las dominadas por hombres. Un informe de la consultoría de administración McKinsey, que ha estudiado 279 grandes empresas europeas, ha descubierto que el mejor trimestre de las empresas con representación femenina en el consejo directivo superaba al de aquellas con presencia exclusivamente masculina en un 56 por ciento en sus ingresos.
El ejemplo noruego
Noruega, que no forma parte de la UE, fue la primera en introducir la cuota en 2005. Los líderes empresariales y académicos dicen que existen pocas pruebas de que haya mejorado o tampoco perjudicado al rendimiento financiero de las empresas, pero en el país existe un acuerdo generalizado de que ésta ha resultado beneficiosa en términos de igualdad de género.
"Siempre me he opuesto a la cuota porque considero que son los dueños de las empresas, y no el Gobierno, los que deben elegir a sus directivos", dice al respecto Rebekka Glasser Herlofsen, asesora de trabajo de dirección que tiene asiento en el consejo de administración de cinco empresas noruegas. "Sin embargo, desde una perspectiva puramente de igualdad de género, definitivamente ha tenido efectos positivos."
Morten Huse, catedrático de la Escuela Noruega de Administración de Oslo, que ha estudiado el efecto de las leyes de igualdad, defiende que las cuotas introducidas en Noruega hace seis años no habrían afectado al rendimiento corporativo, añadiendo que "está claro que las medidas voluntarias no llevan a ningún cambio y existe una necesidad de intervenciones drásticas para cambiar el sistema".
Falta de experiencia
En Gran Bretaña, promulgar la cuota supondría un suplemento de 200 directivas más en el FTSE 100. No obstante, en la práctica, hay muy pocas con la suficiente experiencia como para cubrir los cargos de forma inmediata.
Entre las compañías blue chip británicas, el líder en términos de directivas femeninas es la firma de ropa Burberry. En esta compañía, que ha celebrado recientemente su 150 aniversario, tres de cada ocho asientos en el consejo de administración están ocupados por mujeres, incluyendo a la directora financiera y a la directora ejecutiva, Angela Ahrendts. A ésta última se le atribuye el resurgir de la empresa tras su caída en picado, cuando los chavs (jóvenes macarras británicos) adoptaron su característico diseño como vestuario predilecto.