Economía

Blanco recurre al capital chino para activar su plan de obra pública de 17.000 millones

José Blanco, ministro de Fomento.

El plan de colaboración pública-privada presentada por el ministro de Fomento como último remedio a la crisis que sufre la obra pública en nuestro país puede llevar el sello chino. Y ello, sin necesidad de viajar al país asiático.

El aterrizaje en España de la sucursal del banco asiático Industrial and Comercial Bank of China (ICBC) ha aligerado el contacto y, según fuentes cercanas a las negociaciones, el acuerdo tan deseado por el Gobierno y por el sector podría cerrarse en el primer trimestre del año.

"Las negociaciones están muy avanzadas y todo indica que será finalmente el capital chino quien permita despegar la obra pública en España", explica Adrian Vitan Lopes, director general de Mangestinfinity, una sociedad de inversión de capital chino que conoce muy de cerca las operaciones en curso.

La sociedad, un holding de empresas, está estructurada en varias líneas de negocios: inversión empresarial e inmobiliaria, moda y diseño, importación y exportación.

"España necesita financiación si no quiere frenar su desarrollo y China trae precisamente mucho capital y ganas de invertir", asegura Vitan Lopes, seguro de que Blanco no puede decir que no, tras largos meses de búsqueda desesperada.

No en vano, desde que en mayo se anunciara el plan, José Blanco no ha encontrado quien le financie. No a él, sino a su ambicioso Plan Especial de Infraestructuras (PEI) de 17.000 millones de euros. En España, los bancos ni tienen recursos ni se fían de las previsiones del ministro. Para más inri, Blanco se ha encontrado con un problema con el que no contaba: Bruselas y Hacienda prohíben al Instituto de Crédito Oficial (ICO) invertir en el PEI.

La causa no es otra que la naturaleza con la que nació el plan, de construir sin computar déficit: las compañías concesionarias asumirán en un principio la financiación de las obras, mientras el Estado las empezará a pagar a partir de 2014 en cuotas anuales. El ICO queda fuera del reparto, ya que podría computar como déficit, pero sí podrá invertir en otro tipo de concesiones, como las obras de ferrocarril que licitará Adif.

Plan ambicioso

No obstante, un 30 por ciento de las obras que licitará Fomento irá a parar, en su mayoría, a carreteras. Es decir, más de 5.000 millones para obra nueva y mantenimiento para las que el Ejecutivo no encuentra novio.

Las conversaciones que se llevan a cabo podrían poner el broche de oro al codicioso plan. Sobre la mesa, 17.000 millones de euros para obra pública. Según Vitan, España interesa a China, un país seguro, pero con una crisis que no pude prolongarse más. "Las nuevas obras supondrán la reactivación de la construcción, generarán riqueza y crearán mano de obra", dice.

Es lo que esperan las constructoras, que no ven el momento de que el sector se recupere, más cuando desde los sindicatos se augura que para este año habrá 200.000 nuevos parados de la construcción.

"Necesitamos que esto se ponga en marcha para que el sector comience a dar muestra de recuperación", dicen pesimistas desde la Confederación Nacional de la Construcción (CN) que dirige Juan Lazcano. Sus previsiones para 2011 no son buenas, ya que se habla de una caída de la inversión de Fomento del 31,2 por ciento. "Esto demuestra la importancia que tiene para nosotros el PEI", asegura Lazcano.

Desde Fomento han confirmado que existe esa puerta abierta, pero que forma parte de la ronda de negociaciones que José Blanco está realizando dentro y fuera de España para captar inversores a los que vender su plan. Y al capital chino parece que le ha convencido sin salir del país.

Además, el aterrizaje de la sucursal Industrial and Comercial Bank of China viene a sentenciar no sólo la fuerza de la segunda economía mundial, que ha desbancado a Japón en el ranking de las fuertes, sino que, como reconoce Adrian Vitan, permite dar mayor transparencia a un país cuyo dinero sigue levantando sospechas.

"La apertura del banco puede ayudar mucho a todos los inversores chinos. Se habla mucho de nosotros, pero somos un ejemplo de trabajo", dice el socio de Mangestinfinity Andrés Liu.

Inversión en Valdebebas

Como reconocen los expertos, el país nipón tiene novios en todo el mundo y, por qué no, en todos los sectores. También en Vivienda, un capítulo difícil de mover y con un stock de pisos vacíos que pesa. A nadie le interesa, excepto a los fondos chinos, que ya han empezado a hacer su desembarco en España.

Primero fue tímidamente con la apertura de agencias inmobiliarias dirigidas a los ciudadanos chinos de clase media-baja afincados en el país. Ahora es el momento de los grandes capitales y las inversiones de lujo.

Así, la sociedad de inversión Mangestinfinity ha comprado ya su primera promoción exclusiva en el parque de Valdebebas (Madrid). Se trata de la urbanización Green Park, 164 viviendas de lujo que ya ha colgado el cartel de vendido. "Sus compradores son los nuevos ricos chinos que quieran dar salida a su dinero con el negocio del alquiler", dice Vitan. Su siguiente aventura, adelanta, la VPO. "Traen dinero en la mano y España les gusta".

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