Economía

Merkel entra en una vorágine electoral que amenaza con desestabilizar 'Eurolandia'

Todas las esperanzas de Eurolandia están depositadas en el Gobierno alemán. Berlín dirige cada movimiento tectónico de una zona euro en la que 2011 se perfila como un año decisivo para intentar superar la crisis de la deuda pública mediante, entre otras medidas, el establecimiento de un mecanismo permanente de rescate de países que, como Portugal, están al borde de la quiebra.

Sin embargo, la canciller Angela Merkel se enfrenta en paralelo, y más débil que nunca, a un maratón de nueve comicios regionales desde este domingo y hasta el mes de septiembre que podrían bloquearla para tomar decisiones en el ámbito comunitario. Aunque tras los rescates de Grecia e Irlanda en 2010, los países del euro parecen ya estar de acuerdo en que la única solución es trabajar unidos para reforzar su divisa única, tal consenso parece estar más claro en la agenda teórica que en el plano práctico.

Cumbres en Bruselas

El miedo crece ante las próximas fechas determinantes en el calendario de Bruselas: el 11 de marzo, cuando se reunirán los líderes de 17 países del euro, y la cumbre del 24 y 25 de marzo, en que se darán cita los 27 dirigentes de la UE. En esa tesitura no queda más remedio que volver la cabeza a la locomotora europea.

La canciller decidió el año pasado cuándo y cómo se rescataba a Grecia en función de sus cálculos electorales; precipitó el rescate a Irlanda con su propuesta de que el sector privado sufrague parte de la crisis de la deuda; y acaba de presionar al presidente del Bundesbank, Axel Weber, para que deje su cargo en abril y sus aspiraciones a presidir el Banco Central Europeo (BCE), lo que ha lastrado la imagen de Merkel como timón del proyecto europeo ante los ojos de los alemanes.

Berlín parece sumido en un profundo letargo sin percatarse aún del papel que desempeña en este complejo entramado. Hasta el propio excanciller, Helmut Schmitt, llegó a asegurar que Merkel "no se da cuenta de lo que está haciendo a Europa". Y ahora Merkel tiene aún más presión, de cara al tumulto de elecciones regionales, a las que tendrá que enfrentarse en 2011 y que podrían dejarla absolutamente noqueada, con el consiguiente efecto dominó en toda la zona euro.

La canciller, contra las cuerdas

Hamburgo, Bremen, Berlín, Baja Sajonia? Así hasta contar nueve citas, en las que está en juego el futuro de una Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, cada día más debilitada por las riñas internas con sus socios liberales del FDP por cuestiones como la reforma sanitaria, la supresión del servicio militar o la bajada de impuestos.

Mientras que en España, los sondeos colocan a la canciller germana como la líder internacional mejor valorada, en su país no ha dejado de perder puestos desde que llegara al poder con el FDP en noviembre de 2009. A día de hoy, las encuestas en intención de voto en todo el territorio federal colocan a la CDU con un escaso 36 por ciento, un 22 es para los socialdemócratas, los Verdes se sitúan en un 20 por cien, la Izquierda en un 10, y los liberales son el último partido con un 5. Si sumaran fuerzas las dos formaciones más importantes de la oposición, SPD y Verdes, se impondrían por un punto a la actual coalición; el resultado más ajustado desde hace año y medio.

La canciller necesita recuperar además la confianza del electorado, tras el varapalo en los comicios de Renania del Norte-Westfalia, el mayor land del país, que hizo que la coalición perdiera la mayoría en el Parlamento. En esa ocasión, le salió por la culata el tiro de retrasar el rescate de Grecia para que no le contaminara su cita con las urnas.

Los principales institutos demoscópicos señalan un futuro negro para la CDU. Sólo está en cabeza en cuatro regiones, y en ninguna con una mayoría absoluta que le permita gobernar sin coaliciones. Y la oposición le sigue muy de cerca. La revista política germana Cicero interpreta que toca a su fin el bipartidismo donde cristianodemócratas y socialdemócratas se disputaban toda la tarta. En el año 1976, entre ambos copaban el 91,2 por ciento del electorado.

Suben Verdes y La Izquierda

En las últimas elecciones no votó ni la mitad de la población, y entre los dos partidos sumaron un récord mínimo del 56,8 por ciento. Todas las encuestas señalan que los eternamente considerados partidos de minorías, como La Izquierda y, especialmente, los Verdes están ganando posiciones a una escala directamente proporcional a la que los tradicionales partidos de masas las pierden.

El tirón de los Verdes es tal que hace unos meses decidieron darse el lujo de romper el único pacto de coalición que tenían con la CDU, con la que gobernaban en Hamburgo desde 2008, alegando "falta de consenso". La buena coyuntura de esta formación hace que tenga muchas posibilidades de ganar terreno en las elecciones de este land. Incluso podría hacer historia en Baden-Württemberg si arrebatan a los cristianodemócratas su baluarte suabo que, admás, es la cuna de los liberales.

Pero el gran drama podría producirse en las elecciones de Berlín en septiembre, donde la verde Renate Künast amenaza con hacerse con un nada desdeñable 30 por ciento en el mítico bastión socialista del Rotes Rathaus berlinés. La Izquierda se hace además cada vez más fuerte en toda la parte oriental, y podría sobrepujar tanto a la CDU como al SPD en Sajonia-Anhalt.

Merkel tendrá que saber encajar los golpes. "Alemania tiene que asumir su papel de liderazgo y dejar de ser sólo una Holanda grande", subrayaron hace unas semanas fuentes diplomáticas españolas. Dada la contribución económica -casi un tercio del total- y el peso político de Alemania en el fondo de rescate de la UE, contar con un Berlín estable es un requisito imprescindible para estabilizar el euro.

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