
La subida de los precios de los alimentos va a conseguir lo que billones de dólares de inyecciones de liquidez no han conseguido: que Japón tenga riesgo de inflación 20 años después. Y eso nos demuestra el efecto extremo de la subida de los alimentos sobre la economía mundial y especialmente sobre Asia: la mayor amenaza global es una subida explosiva de los precios de los alimentos.
"Sí, la subida de los precios de materias primas como el trigo, el maíz y el café podrían hacer lo que billones de dólares en liquidez no pudieron", señala William Pesek, columnista de Bloomberg en Tokio, en un artículo de opinión
La segunda vertiente de este fenómeno es la social, que en Asia alcanza su máximo esplendor porque es donde vive la mayor parte de la gente que sólo cuenta con ingresos de dos dólares al día.
Así las cosas, la subida de precios podría tener muchas implicaciones, no sólo para la deuda de esos países, sino para los políticos de la región que quieran mantener la paz y evitar protestas masivas.
Grandes problemas de fondo
Si hace tan sólo unos meses se hablaba de la invulnerabilidad de Asia a los problemas de Wall Street, ahora se empieza a tratar un nuevo tema: la crisis de algunos gobiernos asiáticos por las escasas reservas de comida, la demanda creciente, el mal tiempo y los tipos de interés al 0%.
Decir que la subida de los precios de los alimentos y de los costes energéticos puede acabar con varios Gobiernos no es una hipérbole. "Mubarak en Egipto puede atestiguarlo", sentencia Pesek.
Mal vamos cuando a la gente que gasta la mitad o más de sus ingresos en comida debe pagar precios un 20% más caros de la noche a la mañana. Los efectos secundarios pueden ser terribles.
El primer efecto podría ser la deuda, ya que los líderes asiáticos tendrán que incrementar los subsidios (como ya ha hecho China, por ejemplo) y recortar los impuestos a las importaciones de comida.
"Las implicaciones fiscales de estos pasos no están recibiendo la atención que merecen", asegura Pesek. "Lo mismo se puede decir de los riesgos de inestabilidad social. Los acontecimientos en Egipto son un ejemplo gráfico de cómo la gente que vive al límite se puede motivar enseguida para demandar un cambio", mantiene añade el columnista.
Además, en todo esto hay una ironía extrema porque los índices de obesidad se han disparado en el mundo a la par que el precio de los alimentos. Y uno de los factores que alienta lo anterior es la occidentalización de Asia y su dieta como consecuencia del rápido crecimiento, el aumento de la población y la urbanización.
Inestabilidad: un nuevo escenario
El incremento de la población de Asia, que se espera que sólo en los próximos cuatro años sea de 140 millones de personas, unido a los casi 3.000 millones de personas que ya viven allí y que están cambiando sus hábitos alimenticios, forman la receta perfecta para una demanda creciente.
Además, está el factor China, que dado su tamaño comprará cada vez más partes de la oferta alimentaria mundial. Además, la mayor fortaleza del yuan les dará más capacidad para hacerlo.
Finalmente, Pesek concluye pidiendo más acción: "Los gobiernos deben ponerse a trabajar para frenar el impacto, incluso aunque ello conlleve molestar a los chicos de S&P y Moody's. Si no lo hacen, tendrán entre manos una crisis mayor de lo que inversores y votantes puedan digerir".