
España, Portugal, Grecia e Irlanda vivirán situación "próxima a la recesión" este año por el impacto de los recortes presupuestarios y de la ausencia de un motor exterior que tire de sus economías, según un informe de Standard & Poor's.
La crisis inmobiliaria, que "está lejos de haber terminado" en los casos de España e Irlanda, será un "factor agravante", indicó hoy Standard & Poor's, que contrastó esta evolución con la del grupo formado por Alemania, Holanda, Austria y Finlandia, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) aumentará en 2011 más del 2%.
En España la subida del PIB se limitará al 0,7% este año y al 1,5% en 2012, frente a una media en la zona euro del 1,9% y del 2% respectivamente, precisó la agencia de calificación en un informe dedicado al riesgo por las divergencias entre los miembros de la moneda única.
De acuerdo con su previsión, el paro en España seguirá agravándose este año, y pasará del 20,1% de 2010 al 21% en 2011, para disminuir ligeramente al 20,5% en 2012.
Eso supone ampliar las diferencias con la zona euro, que tras haber llegado a un pico en la tasa de desempleo en 2010 con el 10,1%, iniciará un leve descenso al 9,8% en 2011 y al 9,5% en 2012.
"La contracción de la construcción y del sector inmobiliario seguirán frenando el crecimiento" y tampoco se puede esperar mucho del sector privado, teniendo en cuenta su nivel de endeudamiento, un factor que pesará negativamente, como el elevado paro. Standard & Poor's calcula que el PIB irlandés no avanzará más que un 0,3% este año y un 1,7% el próximo.
Las diferencias corren el riesgo de ser estructurales
Los autores del informe alertaron de que si sigue abriéndose todavía más la brecha entre los países del euro en cuanto a la constitución de capital, como piensan que va a ocurrir al menos en los próximos dos años, se corre el riesgo de que las tendencias divergentes en términos de crecimiento económico se vuelvan "crecientemente estructurales".
Una de las razones de las actuales dificultades en los países "periféricos", y en España en particular, es que desde 1999 recibieron fuertes flujos de inversiones extranjeras que se aprovechaban de la falta de riesgo de cambio con la creación del euro y de los bajos tipos de interés.
El problema es que ese dinero se concentró en la construcción -que ofrecía más rentabilidad- con lo que las exportaciones perdieron peso específico, se favoreció la expansión de la deuda privada y hubo "un incremento desproporcionado" en el empleo en ese sector, a lo que contribuyó la inmigración.
Así, la construcción concentraba un 13,7% del empleo en España en 2007, comparado con el 7,2% de media en la Unión Europea y la intensidad en capital por trabajador avanzó muy ligeramente, a diferencia de lo que ocurría en países del centro y del norte como Alemania.