Teresa Bouza
Washington, 30 ago (EFECOM).- La economía estadounidense esquivó el impacto negativo de la crisis hipotecaria que castiga al país en el segundo trimestre, al crecer a un saludable ritmo del 4 por ciento en ese periodo, informó hoy el Gobierno.
La cifra, ligeramente inferior al 4,1 por ciento adelantado por el consenso de analistas, se sitúa, sin embargo, bien por encima de la previsión inicial del 3,4 por ciento divulgada hace un mes.
El menor déficit comercial y las inversiones empresariales fueron los principales motores del Producto Interior Bruto (PIB) entre abril y junio, según las estadísticas oficiales.
La tasa de crecimiento del 4 por ciento representa un cambio significativo frente al raquítico 0,6 por ciento de los tres primeros meses del año.
Se trata, también, del dato más sólido desde el 4,8 por ciento del primer trimestre del 2006. Desde entonces, la locomotora estadounidense ha perdido vapor debido, sobre todo, a la debilidad del sector inmobiliario, que atraviesa la peor crisis en 16 años.
Pese al buen registro del segundo trimestre, los analistas adelantan que las actuales turbulencias financieras se dejen sentir en los datos del actual trimestre y en los trimestres venideros.
El banco de inversión estadounidense Lehman Brothers fue uno de los que alertó esta semana de los tiempos más duros que se avecinan, al recortar su previsión de crecimiento para los próximos trimestres al 1,8 por ciento.
La firma de Wall Street basó su decisión en la debilidad del sector inmobiliario y en el riesgo de que se reduzca el gasto de los consumidores, el principal pilar de la economía estadounidense, al representar algo más de dos terceras partes del PIB.
Similar opinión comparte el ex secretario del Tesoro de EEUU, Lawrence Summers, quien dijo el domingo que el riesgo de recesión es mayor que en ningún momento desde los atentados del 2001.
Summers señaló que durante años EEUU se vio impulsado por el gasto de los consumidores, alentado, a su vez, por el fácil acceso al crédito ante el auge del sector inmobiliario.
Destacó que finalizada esa bonanza, los riesgos han aumentado.
Los datos publicados hoy muestran que los estadounidenses han empezado a apretarse el cinturón, al revelar que el gasto de los consumidores aumentó un 1,4 por ciento entre abril y junio, por debajo del 3,7 por ciento del primer trimestre y el registro más débil desde finales del 2005.
La Reserva Federal (Fed) ha insistido, de todos modos, en que hará todo lo que esté a su alcance para tranquilizar a los mercados.
Ben Bernanke, el presidente de la Fed, señaló en ese sentido en una carta divulgada el miércoles que el banco central estadounidense está "preparado para actuar según sea necesario" para mitigar los efectos adversos en la economía de las turbulencias bursátiles.
La Fed rebajó este mes en medio punto porcentual, hasta el 5,75 por ciento, la tasa de descuento que los bancos pagan por el dinero que toman prestado de la institución, en un intento por asegurar el acceso al crédito.
Se espera que la autoridad monetaria rebaje en su reunión del próximo mes las tasas de interés de referencia ("federal funds") que permanecen en el 5,25 por ciento desde hace más de un año.
Pese a los mensajes tranquilizadores de Bernanke, el actual secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, apuntó la semana pasada que es probable que la volatilidad bursátil provocada por los impagos en el sector de hipotecas de riesgo se prolongue durante algún tiempo.
Destacó, asimismo, que la fortaleza económica global servirá para amortiguar la inestabilidad en EEUU, aunque reconoció que dejará factura en el PIB del país.
Por lo demás, la revisión al alza frente al 3,4 por ciento inicial refleja, en gran medida, la mejora del déficit comercial estadounidense.
La inversión empresarial, sobre todo en acumulación de existencias, construcción de grandes superficies comerciales y locales no residenciales, contribuyó también a dar un empujón al PIB, el mejor barómetro de la salud económica del país. EFECOM
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