
El Congreso de Estados Unidos dio su aprobación final anoche al acuerdo que el presidente Barack Obama y los republicanos alcanzaron para extender los recortes fiscales. Con este plan, de 858.000 millones de dólares, se espera impulsar la economía de EEUU a corto plazo, pero agrandará la deuda nacional.
Con 277 votos a favor y 148 en contra, la Cámara de Representantes aprobó, pasada la medianoche del jueves, el controvertido plan tributario negociado por la Casa Blanca con los republicanos la semana pasada, el mismo que consiguió el sello del Senado el miércoles, con 81 votos a favor y 19 en contra.
La medida, que los demócratas intentaron modificar durante tres horas de un agrio debate, pasa ahora al Despacho Oval para su promulgación.
Las deducciones, aprobados durante la presidencia de George W. Bush, vencían el próximo 31 de diciembre, y sin esa extensión la mayoría de los estadounidenses habría sufrido un aumento impositivo a partir de enero de 2011.
El voto final se produjo después de que fuera derrotada, 233-194, una enmienda del demócrata Earl Pomeroy que establecía en 45% el impuesto a herencias superiores a los 3,5 millones de dólares. Ello hubiese limitado los recortes impositivos al patrimonio.
Hasta 2012
El plan, que se convirtió en máxima prioridad de la Casa Blanca para espolear la recuperación económica, extiende hasta 2012 los recortes de impuestos para todos los niveles salariales y a 13 meses los subsidios para dos millones de desempleados.
También extiende temporalmente los recortes a otros tipos de impuestos, incluidos los del Seguro Social y una disminución del impuesto a la nómina que pagan las empresas con el que pretenden favorecer la contratación
Muchos demócratas se quejaron de que Washington está dando a los más ricos del país recortes tributarios que consideran que no serán invertidos en la frágil economía. Pero los partidarios de la medida prevalecieron. "Si funciona bien, nuestra tasa de crecimiento subiría un punto completo el próximo año" reduciendo la tasa de desempleo, dijo la líder demócrata de la Cámara de Representantes Jane Harman.
Al igual que en el Senado, gran parte del respaldo de la Cámara de representantes provino de los republicanos. Los demócratas están divididos frente al proyecto. Sólo unas pocas decenas de los 179 republicanos votaron a favor.