
El economista alemán Max Otte, conocido por pronosticar en 2006 el futuro estallido de la crisis de las hipotecas subprime en su libro "¡Que viene la crisis!", se une a otras voces como la del Nobel de Economía Paul Krugman que recomiendan a España abandonar el euro para superar la crisis económica y combatir la alta tasa de paro.
En una entrevista con Efe, Otte ha criticado la moneda común en comparación con el Sistema Monetario Europeo (SME) basado en tipos de cambio semifijos, en vigor entre 1979 y 1989, por ser un sistema "más flexible", que transmitía seguridad a las empresas a la vez que permitía cierto margen de devaluación de una divisa en caso de necesidad.
La tiranía del consenso
El economista que predijo la crisis financiera no se asombra de que prácticamente ningún instituto de estudios económicos pronosticase el estallido de la burbuja hipotecaria antes de tiempo, ya que para los empleados de bancos y analistas financieros "siempre es mucho más seguro para su carrera profesional seguir el consenso general de los mercados".
"Nunca habíamos tenido tantos economistas como ahora, y las predicciones económicas son peores que nunca", ha ironizado el académico alemán, invitado a Barcelona por el Consejo Audiovisual de Cataluña, para quien "los inversores con talento están ahora mismo jugando a la ruleta, en vez de apostar por la economía real".
La razón se encuentra en que a los agentes de mercados de capital "les interesan ciclos económicos profundos, porque permiten ganar más dinero", ha subrayado el autor del libro El crash de la información, recién publicado en España, y que atribuye a la sobreabundacia de información la imposibilidad para el ciudadano de a pie de orientarse en un mundo económico cada vez más complejo.
"La lógica de coste cero de Internet está dominando a los otros medios de comunicación, pero podría ser diferente, podríamos haber regulado Internet", ha manifestado el profesor de Economía internacional, que cree que la desregulación de los mercados y de la comunicación "ha llegado demasiado lejos".
Pensando a largo plazo
Otte ha reivindicado "las finanzas aburridas", es decir las que piensan a largo plazo, frente a los modernos mercados financieros "inestables y completamente irracionales", y por ello ha defendido con ahínco la creación de una tasa a las transacciones de capital, de por ejemplo un 0,05%, que "encarezca el precio de especular frente a las inversiones a largo plazo".
El economista ha subrayado la contradicción de que Irlanda mantenga todavía "la tasa impositiva más baja de la Unión Europea para empresas", con un impuesto de sociedades de sólo el 12,5%, al tiempo que necesita de la intervención del Fondo Monetario Internacional y de recortes del gasto público para sanear sus finanzas.
"Debemos dejar que algunos bancos quiebren para que las entidades financieras tomen las decisiones por su cuenta y riesgo", ha aseverado Otte, para quien lo que está ocurriendo ahora mismo en Estados Unidos y Europa es "la socialización de la banca a costa del contribuyente".
El académico defiende la cultura de las empresas familiares que, según él, piensan a largo plazo, mientras que los directores ejecutivos de las grandes corporaciones "actúan a corto plazo, como la clase política".
Críticas a las agencias de rating
Tampoco las agencias de ráting se libran del juicio de Max Otte; "¿Cómo llamar un sistema en el que todo gira entorno a tres agencias privadas? Yo llamo eso una economía planificada, eso no es economía de mercado, es oligopolio" ha recalcado el autor, que aboga por la creación de una agencia pública europea de ráting.
"Una buena regulación es fácil de alcanzar", ha apostillado Otte, que cree que las regulaciones demasiado complejas sólo ayudan a las grandes corporaciones. "Una vez más -concluye el economista- es un factor que sólo depende de una decisión política".