Carmen González
Pekín, 18 ago (EFECOM).- En los mercados, los chinos no hablan más que de la subida del cerdo y los huevos, que arrastraron a la inflación de julio a su máximo en una década, mientras los analistas divergen en sus explicaciones, en una muestra de que la economía china, como las apariencias, nunca es lo que parece.
El 5,4 por ciento de inflación registrada en julio fue causada principalmente por la subida de la carne, sobre todo la de cerdo, en un 45,2 por ciento, y de los huevos, en un 30,6 por ciento, con lo que el precio de estos dos productos básicos en la dieta china se acerca ya al de los países occidentales.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) no ha hecho más que engordar en 2007, y se situó en un 3,5 por ciento en los primeros siete meses, por encima de la meta del 3 por ciento que se ha fijado el Gobierno para este año.
¿Es estacional la gran inflación china? ¿Se extenderá a otros sectores? ¿Qué hará el Gobierno para calmarla?.
Los expertos no se ponen de acuerdo, mientras el Gobierno envía mensajes de calma a la población y ha dicho que la inflación no está fuera de su control aunque "seguirá creciendo a una tasa moderada durante un periodo de tiempo relativamente largo".
Según algunos analistas, el disparo de la inflación es estacional.
"Los ganaderos redujeron el número de cerdos y aves en los últimos años debido a la falta de información y a los bajos precios, lo que causó un desequilibrio entre oferta y demanda", explica Li Yiping, catedrático de Economía de la Universidad de Renmin, citado por el diario oficial "China Daily".
A su juicio, si el Gobierno "ofrece una guía oportuna a los campesinos, la presión del suministro se puede aliviar y los precios se estabilizarán".
La misma opinión mostró Lin Yueqin, de la Academia de Ciencias Sociales China: "Creo que los precios de la carne caerán en dos o tres meses en cuanto el suministro vuelva a la normalidad".
Sin embargo, otros expertos creen que la inflación no se quedará confinada a los alimentos, sino que el exceso de liquidez, debido al crecimiento del suministro monetario y la aceleración de la actividad industrial, seguirán empujándola hacia arriba.
"El estallido de la inflación no tiene que ver sólo con los alimentos, es también el resultado de un crecimiento por encima de la capacidad y de la vasta liquidez", dice Stephen Green, economista del Standard Chartered Bank, citado por el "South China Morning Post".
Otros muchos optan por la prudencia y opinan que, dados los intríngulis de la economía china, cualquier cosa puede suceder.
"Por una parte, la subida potencial de los precios y los impuestos de los recursos energéticos, la aplicación más estricta de la protección ambiental, los mayores costes laborales y el rápido crecimiento del suministro monetario harán subir los precios de consumo", afirmó Mingchun Sun, economista de Lehman Brothers.
Pero, añadió, factores como el rápido crecimiento de la productividad y un escenario económico mundial incierto podrían servir para controlar el galope de la inflación.
Pese a las divergencias, la mayoría de los expertos esperan que el banco central apruebe en breve una nueva subida de los tipos de interés, la cuarta este año, para frenar la inflación, aunque la medida podría tener efectos no deseados.
"Subir los tipos para enfriar la inflación, por ejemplo, puede atraer todavía más flujos especulativos al país y, por tanto, incrementar el suministro monetario", opinó Jing Ulrich, de JP Morgan.
La última subida de los tipos se produjo el pasado 20 de julio, cuando Pekín los incrementó en 0,27 puntos porcentuales, y quedaron fijados en el 3,33 por ciento.
Además ha reducido al 5 por ciento, desde el 20 por ciento, los impuestos que hay que pagar sobre los beneficios de los depósitos bancarios, cifra que está todavía por debajo de la inflación, por lo que muchos han optado por invertir en la Bolsa.
Sea como fuere, la subida de la comida en un país donde 900 millones, de sus 1.300 millones de habitantes, viven con 1.500 dólares al año, se ha convertido en una de las principales obsesiones del Gobierno, que ha aplicado varias medidas.
Entre ellas, ordenar a los gobiernos locales que impongan controles de los precios estrictos y devuelvan los impuestos a los minoristas que vendan por debajo del precio de mercado.
Habrá que esperar a los resultados de agosto para ver su resultado y para saber cuál de los vaticinios se acerca más a la realidad. EFECOM
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