
En medio de crecientes problemas políticos y de una caída de su popularidad, el líder venezolano presentó su proyecto de reforma constitucional, que nace con dos objetivos: legalizar la reelección presidencial indefinida y producir grandes cambios en la organización territorial del país.
"La percepción popular de Chávez está cambiando. Los últimos sondeos muestran que su aceptación ha caído desde el 70% en enero al 35% en la actualidad, y con esto tiene mucho que ver la reforma constitucional que está proponiendo", dijo el jueves a elEconomista un analista político venezolano que pidió mantener en el anonimato su nombre.
En el discurso de presentación de su propuesta ante la Asamblea Nacional, el presidente apeló a un anuncio de carácter económico y social fundamental. Chávez prometió a los trabajadores que reducirá la jornada laboral de las ocho horas actuales a seis. "La jornada de trabajo diurna no excederá las seis horas diarias ni las 36 horas semanales y ningún patrón podrá obligar a los trabajadores a trabajar horas o tiempo extraordinario", afirmó.
Más detalles de la reforma
El proyecto de reforma también avanza de manera importante en otros terrenos económicos. Por ejemplo, contempla una profundización del programa de nacionalizaciones de industrias como la del petróleo, las telecomunicaciones, la electricidad, así como crear vínculos más estrechos entre Venezuela y Cuba, Irán, Rusia y Bielorrusia.
También "reconoce y garantiza" las propiedades "social, colectiva, mixta y privada", por lo que Chávez reiteró su llamada a los empresarios a trabajar junto al Gobierno en la construcción de una "economía socialista", que deje atrás las "ansias de ganancias exageradas" y la "explotación de los trabajadores".
Chávez, quien ayer despidió al representante en Argentina de la petrolera estatal PDVSA, ha decidido de manera evidente pasar a una contraofensiva política tras más de un mes de constantes golpes políticos a su gestión.
De hecho, la salida de Diego Uzcátegui Matheus es el resultado del confuso affaire de una maleta con 800.000 dólares incautada por la aduana argentina a un empresario venezolano que llegó hace dos semanas a Buenos Aires a bordo de un jet privado con el hijo del ahora destituido alto cargo y otros miembros del Gobierno de Argentina. Si bien este episodio, que dista de estar claro, y que los opositores atribuyen a un constante tráfico de dinero entre ambos países por negocios ilegales entre los dos gobiernos, ha golpeado duramente a Chávez, su mayor problema está en otra parte.
Organización territorial
La cuestión que más mina su popularidad es el carácter de la reforma constitucional. Esta contempla, además de la reelección sin límites temporales, modificar una organización territorial que restringirá los poderes locales, fortaleciendo el poder de futuros "consejos comunales, de estudiantes, campesinos y trabajadores".
En su defensa, el presidente dijo ante la Asamblea Nacional que "estoy proponiendo que menos del 10% del articulado constitucional sea reformado", si bien reconoció que algunas de esas modificaciones cambiarán sustancialmente la actual Carta Magna. Se espera que la nueva Constitución sea aprobada por la Asamblea en pocos meses, de acuerdo con lo dicho por su presidenta, Cilia Flores, quien anunció que los trabajos parlamentarios para la reforma comenzarán ahora mismo. Al concluir la elaboración reformista, el Gobierno convocará a un referéndum para su aprobación o rechazo por parte de los venezolanos.
La oposición sostiene que Chávez se ha inspirado en la Constitución de Cuba para rediseñar la organización territorial venezolana. "Como en 1999, lo que busca Chávez es reducir los predios de la oposición y darle piso legal a su intención de seguir en el poder. Todo lo demás son trapos rojos para distraer a los venezolanos de su verdadero objetivo", aseguró el ex parlamentario opositor Gerardo Blyde.
Hay que recordar que ninguna fuerza opositora forma parte del actual Parlamento venezolano, ya que todos los partidos que se oponen a Chávez decidieron boicotear las últimas elecciones legislativas, táctica de la que ahora están arrepentidos muchos, ya que de esa manera le dejaron un control absoluto de la Asamblea al chavismo.