Los planes de austeridad del Reino Unido se endurecen. Según el nuevo plan realizado por el gobierno de Cameron, todo aquel desempleado que rechace ofertas de trabajo o no busque una ocupación perderá la prestación hasta tres años.
Las propuestas de la coalición entre conservadores y liberaldemócratas endurecen las actuales directivas y son parte de los esfuerzos gubernamentales para un recorte de gastos destinado a hacer que muchas más personas vuelvan a trabajar y prescindan de los beneficios en cuando puedan.
El mensaje del primer ministro británico, que asiste a la cumbre del G-20 en Seul, es claro: "Si pueden trabajar, la vida a base de prestaciones no será una opción".
La tarea de elaborar este programa será del ministro de Trabajo y Pensiones de Reino Unido, Iain Duncan Smith, que está también planificando una reforma más amplia del sistema de las pensiones para simplificar el sistema y reducir drásticamente el número de pagos diferentes.
No obstante, se espera que los recortes de beneficios para los desempleados entren en vigor antes de que se complete una supervisión más amplia.
Sobre cómo se realizará este nuevo programa, el ejecutivo argumenta que cualquier ciudadano que reciba una prestación y rechace un trabajo, no lo solicite cuando se le pide o no complete un nuevo marco de trabajos para la comunidad perderá inicialmente las 65 libras (unos 72 euros) a la semana durante tres meses. Si el parado vuelve a recurrir supondrá una exclusión de seis meses y una tercera falta elevará ese período a tres años.
Una medida severa ya que, aunque en la actual directiva también se permite que asesores de empleo recomienden que algunas personas pierdas sus beneficios hasta 26 semanas, se aplica rara vez.
En un país donde hay aproximadamente 2,5 millones de parados, más del 7% de la fuerza laboral, el Gobierno quiere recortar 18.000 millones de libras del sistema de la seguridad social para ayudar a atajar un déficit presupuestario récord.