Los cajeros automáticos de oro llegan a Estados Unidos

La volatilidad que reina en los mercados de renta variable de todo el mundo han provocado que el lingote de oro se haya convertido en el valor refugio de los inversores. Dada la espectacular demanda de este metal precioso, ya hay quien apunta que su precio podría alcanzar los 1.500 dólares por onza antes de que termine el año, según indicó a la CNBC, John Meyer de Fairfax IS.

A la espera de lo que pueda suceder es cierto que esta elevada demanda ha dado lugar a curiosos y sorprendentes planes de negocio como, por ejemplo, los cajeros automáticos que dispensan oro. El consejero delegado y fundador de Gold to Go, Thomas Geissler, aseguró a la agencia Reuters que su firma tiene intención de instalar un centenar de dispensadores automáticos de oro durante el próximo año.

Cabe recordar que Gold to Go lanzó su primer cajero automático de oro el pasado mayo en un hotel de Abu Dhabi y, de momento, cuenta con terminales en hoteles de lujo de Bergamo, Madrid y Alemania, donde la compañía tiene su origen.

Estos cajeros automáticos, de dos metros de alto y con forma y color de lingote de oro, actualizan el precio del metal cada 10 minutos para igualarlo con los mercados internacionales y dispensa barras de oro de distinto peso, desde un gramo hasta una onza. Por supuesto, el usuario tiene la facilidad de poder pagar en efectivo o con tarjeta de crédito.

Más cajeros en diferentes ciudades

De momento, Gold to Go tiene como prioridad este año estrenar su presencia en EEUU, donde tiene previsto instalar terminales en el estado de Florida y en la ciudad de Las Vegas. Sin embargo, según explicó Geissler, países emergente como India y China también suponen un interés muy importante para la compañía de cara al futuro. Eso sí, ?tendrán que esperar hasta el año que viene?, dijo a Reuters.

La buena marcha del negocio de este alemán refleja el rally alcista que vive el oro, cuya onza toca ya los 1.300 dólares. El nerviosismo de los inversores y la volatilidad que todavía viven los mercados de renta variable han disparado las ventas de monedas y barras de oro.