Los esfuerzos fiscales de los gobiernos europeos para reducir sus déficits pueden minar la recuperación económica de la región y dañar la confianza de los inversores. Es lo que afirma el Nobel de Economía en 2001 Joseph Stiglitz, que alerta de la irracionalidad del mercado y de la delicada situación de Irlanda.
"Si Europa sigue por la senda por la que transita, que es la de las medidas de austeridad, el resultado será que el crecimiento vivirá un frenazo, que se traducirá en una caída de la recaudación impositiva y en unas previsiones decepcionantes. Cuando esto ocurra, los mercados reaccionarán. Esta austeridad plantea un gran riesgo de decepción", advierte Stiglitz.
La semana pasada, la UE pronosticó que la expansión de la región iba a ser más "moderada" en la segunda mitad del ejercicio, sobre todo por los recortes de gastos y subida de impuestos anunciadas en países como Irlanda y España. Con todo esto, el economista profesor de la Universidad de Columbia avisa de que lo peor de la crisis fiscal europea puede no haber pasado aún.
El crecimiento de la zona euro puede contraerse hasta un 0,5% de media en el trimestre actual, antes de caer hasta el 0,3% en los últimos tres meses de 2010, tal como afirmó la Comisión Europea la semana pasada.
La recuperación sigue siendo "frágil" y los mercados financieros sólo se han "recuperado parcialmente" desde mayo, cuando se anunció el rescate de Grecia.
Mercados "irracionales"
En Irlanda, que sufrió el mayor recorte presupuestario de la región en 2009, el ministro de Finanzas, Brian Lenihan, afirmó hace unos días que "no hay nada de cierto en el rumor" de que el país puede solicitar ayuda económica de la UE. Sin embargo, el spread (diferencial) de la deuda irlandesa frente al bund alemán sigue marcando récords.
Stiglitz señala que, aunque los mercados son "a menudo irracionales" y hay un "riesgo muy alto" de que Irlanda acabe solicitando ayuda externa, no espera que la eventual crisis de este país se extienda al resto de la zona.
"El hecho de que la burbuja haya sido peor en Irlanda no tiene obviamente implicaciones directas en la gestión del sistema bancario o las políticas fiscales de otros países. Hay que mirar cada caso de forma separada. Pero el mercado no siempre lo hace", puntualiza el economista.