Economía

Europa abre una semana de cumbres para sacar más provecho a sus relaciones con Asia

  • Crecen las críticas de las empresas europeas contra las zancadillas de China
  • El proteccionistmo de la industria del automóvil italiana frena el TLC de la UE con Corea
  • Bruselas se dispone a negociar un acuerdo de liberalización comercial con Malasia

Cómo mejorar las relaciones con la emergente Asia y cómo sacarles más provecho es desde este viernes una de las prioridades inmediatas de la UE. Los ministros de Exteriores de los 27 países del club comunitario se reúnen en Bruselas este viernes y sábado, y volverán a reunirse el lunes, con esta cuestión como uno de los platos fuertes del orden del día. El jueves próximo las relaciones con Asia serán abordadas al más alto nivel político durante la cumbre de los 27 jefes de Estado o de Gobierno europeo prevista en la capital belga.

Los europeos intentan alcanzar una posición común para hacer piña en las reuniones que mantendrán este otoño con sus interlocutores asiáticos. La cita más simbólica será la octava cumbre Asia-Europa (Asem o Asia Europe Meeting según sus siglas en inglés), que reunirá en el Palacio Real de Bruselas los días 4 y 5 de octubre a medio centenar de jefes de Estado o de Gobierno de ambos continentes. Los dos bloques suman alrededor del 58 por ciento de la población mundial, el 50% del producto interior bruto (PIB) global, y más del 60% del comercio internacional.

Uno de los objetivos de estas reuniones es acercar los puntos de vista de asiáticos y europeos sobre la crisis económica y financiera actual, antes de que se celebre un mes más tarde en Seúl (Corea del Sur) la próxima cumbre del G-20: el grupo de los países más ricos del planeta y las economías emergentes más prometedoras.

Nuevo tratado internacional

Luego llegará el turno de la cumbre mundial contra el cambio climático en Cancún (México), donde se intentará superar el fracaso de la cumbre celebrada en Copenhague (Dinamarca) en diciembre del año pasado.

En Cancún el objetivo es acordar un nuevo tratado internacional que sustituya al Protocolo de Kioto, próximo a su expiración. Europa quiere que países emergentes como China o India se comprometan a contener sus emisiones de gases con efecto invernadero, mientras estos sostienen que los países más industrializados y tradicionalmente más contaminadores son los que deben cargar con el grueso de los esfuerzos.

Tratado de libre cambio con Corea

Justo este viernes, el día en el que los europeos comienzan a replantearse sus relaciones con Asia, los ministros de Comercio de los Veintisiete han sido incapaces de desbloquear la firma del acuerdo de libre comercio negociado con Corea del Sur. Italia bloquea el último trámite por miedo al impacto que el acuerdo pueda tener sobre su industria del automóvil.

Los contactos para desbloquear la situación continuarán a lo largo de este fin de semana, con la esperanza de que Roma retire su veto en la reunión del lunes de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE. Si Italia cede, la firma formal del acuerdo podría producirse en la cumbre bilateral UE-Corea del 6 de octubre en Bruselas, tras la cumbre multilateral entre Asia y Europa los días 4 y 5 de octubre también en Bruselas.

El 23 de abril de 2007, los 27 países de la UE autorizaron a la Comisión Europea para que iniciara con Corea negociaciones para pactar un tratado de libre comercio. El acuerdo fue inicialmente rubricado por la Comisión Europea y el Gobierno coreano el 15 de octubre de 2009. Pero aún precisa del apoyo unánime de los Veintisiete y del Parlamento Europeo.

Corea del Sur es el octavo mayor socio comercial de la UE, y el Viejo continente es el segundo destino más importante para sus exportaciones. El acuerdo de libre cambio contempla una liberalización progresiva y recíproca del comercio de bienes y servicios, e incluye normas sobre competencia, subsidios públicos, protección de la propiedad intelectual y licitaciones públicas.

Ambas partes deberán eliminar el 98,7% de sus aranceles sobre productos industriales y agrícolas en el plazo de cinco años, y desarmar el resto de la mayoría de las tarifas en plazos más prolongados. También hay provisiones específicas para eliminar las barreras burocráticas contra el comercio en sectores como la electrónica, los automóviles, farmacia y química.

Aprovechar el sector servicios

Los europeos esperan sacar tajada principalmente del sector servicios: medioambiente, telecomunicaciones, transportes, finanzas y servicios jurídicos. El acuerdo cuenta con el apoyo de, entre otros, César Alierta, número uno de Telefónica, la asociación de patronales europeas en la que se integra la española CEOE, y la federación bancaria europea a la que pertenece la Asociación Española de Banca. En esta ocasión, incluso el campo europeo acepta la liberalización comercial, ante la perspectiva de multiplicar sus beneficios vía la venta de carne de porcino.

Pero como nunca llueve a gusto de todos, los fabricantes europeos de automóviles y, sobre todo, los italianos, han asumido el liderazgo del rechazo de este acuerdo. Acosados por la crisis, temen ser atropellados por una oleada de vehículos pequeños y baratos.

Argumentan que los coches coreanos serán caballos de Troya que facilitarán la infiltración en Europa de las exportaciones made in China, si los fabricantes de coches coreanos recurren a piezas chinas a precio de saldo. Bruselas admite el problema, pero puntualiza que existen salvaguardias para minimizarlo. Según los cálculos del Ejecutivo comunitario, el acuerdo generará para los exportadores europeos intercambios de bienes y servicios por valor de 20.000 millones de euros.

El Parlamento Europeo, por su parte, intenta introducir una serie de enmiendas al acuerdo, para reforzar las salvaguardias que permitirán reducir las importaciones de productos surcoreanos si la reducción o la eliminación de los derechos de aduana desbordan a la industria europea. Al aplicar la cláusula de salvaguardia, la UE podrá incrementar los aranceles aduaneros. La posición final de la Eurocámara no será adotapda hasta la sesión plenaria prevista en la segunda mitad de octubre.

Proteccionismo chino

Al hablar de relaciones con Asia es inevitable el protagonismo chino y la influencia de Pekín en cuestiones globales como los conflictos nucleares con Irán y Corea del Norte. Desde el punto de vista económico, la relación comercial entre chinos y europeos no atraviesa su mejor momento.

A los reproches públicos, notorios y tradicionales que Europa dirige a las autoridades chinas por su permisividad con la piratería y la violación de la propiedad intelectual, se suman las también tradicionales pero cada vez menos larvadas acusaciones por las zancadillas que sufren las empresas europeas implantadas en el gigante asiático.

Los directivos de los grupos europeos implantados en China han dejado de quejarse en voz baja de las trabas burocráticas a las que se enfrentan a cada paso, quizás porque han perdido la esperanza de que con el tiempo vaya desapareciendo el trato que los discrimina frente a sus competidores chinos.

La Cámara de Comercio de la UE en China presentó a principios de septiembre su informe anual con un tono mucho más incisivo del habitual. Y acusó a Pekín de romper sus promesas de abrir su mercado nacional en sectores como las reservas de las aerolíneas, fabricación de automóviles, construcción, seguros, refinería de petróleo, invetigación e innovación y telecomunicaciones.

Negociaciones con Malasia, India y Singapur

Los ministros de Comercio de los Veintisiete han dado este viernes su permiso para que la Comisión Europea negocie un acuerdo de libre cambio con Malasia. Las negociaciones podrían comenzar formalmente en octubre con motivo de la cumbre entre Asia y Europa en Bruselas.

Malasia es el segundo socio comercial de la UE, tras Singapur, dentro del bloque Asean (Asociación de Naciones del Sureste Asiático). El comercio de bienes entre Malasia y el Viejo continente sumó 23.000 millones de euros en 2009: Europa exportó 9.000 millones de euros e importó 14.000. El comercio de servicios alcanzó 4.500 millones de euros en 2008, pero Bruselas considera que tiene un fuerte potencial de crecimiento.

Los representantes de los Gobiernos europeos también han autorizado a Bruselas a comenzar negociaciones con China sobre la protección de denominaciones de origen de vino, licores, productos agrícolas y alimentación. El Ejecutivo comunitario también negocia en la actualidad pactos de libre cambio con India y Singapur, y la puerta está abierta para hacerlo con otros países del bloque Asean.

Los europeos preferirían impulsar el libre cambio vía un acuerdo multilateral entre el centenar y medio de países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pero ante el persistente bloqueo de las negociaciones globales, la UE se lanzó a finales de 2006 a una ronda de negociaciones bilaterales con India, Corea del Sur y el bloque Asean: países del sureste asiático entre los que están Singapur, Malasia y Vietnam.

Uno de los objetivos principales de los negociadores europeos es que sus empresas no queden en inferioridad de condiciones en el emergente mercado asiático, frente a rivales de otros países que ya disponen de acuerdos bilaterales en la zona o que también los están negociando: Estados Unidos, India, Asean, Japón, Canadá, Australia, China y Turquía.

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