Economía

Francia vive una huelga general para protestar contra la reforma de las pensiones

Nicolás Sarkozy, presidente de la República Francesa. Foto: archivo

Los principales sindicatos franceses han convocado para hoy una huelga general contra los planes del Gobierno presidido por Nicolas Sarkozy para elevar la edad de jubilación, así como varios manifestaciones en diferentes puntos del país a la que esperan que asistan más de dos millones de personas, lo que podría provocar serios trastornos en el país.

Las protestas, en su mayoría convocadas en las últimas 24 horas y organizadas para que coincidan con la presentación hoy martes de un proyecto de reforma del sistema de pensiones en el Parlamento, podrían afectar gravemente al transporte público y a las escuelas.

Los principales sindicatos han instado a los empleados del sector privado a unirse a los trabajadores estatales para un paro de un día y a salir a protestar a las calles, donde esperan superar las dos millones de personas que registraron en una manifestación similar celebrada en el mes de junio.

El retraso de la edad de jubilación, de los 60 a los 62 años, es la principal medida del plan gubernamental, el principal caballo de batalla al que se oponen los sindicatos.

Los maestros están llamados al paro desde hoy y el apoyo a la huelga está cifrado por los sindicatos en el 30%, pero el Gobierno lo rebaja al 5,6%. En los transportes se espera una fuerte incidencia en los ferrocarriles, donde el paro ha comenzado a las doce de la noche y donde la empresa pública prevé una reducción de tres de cada cinco trenes de alta velocidad y la suspensión de la mitad de los regionales.

"Gravedad de las pensiones"

El líder del sindicato CGT, Bernard Thibault, recalcó que el sistema de pensiones está atravesando "un momento grave" y que la jornada de huelga podría ser una oportunidad "excepcional". "Si es excepcional, podríamos tener un punto de retorno", agregó.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reconoce que el Gobierno está preparado para hacer algunas concesiones, pero recalca que no retrocederá en lo esencial de la reforma: subir la edad mínima de jubilación a 62 años desde los 60, y la edad a la cual los ciudadanos se pueden retirar con una pensión completa desde los 65 años a los 67.

Según una encuesta publicada ayer, tres de cada cuatro franceses apoya las protestas contra una reforma que dos tercios de la población considera "injusta". Sin embargo, según el sondeo de Obea-Infraforces, un 65% de los franceses cree que estas manifestaciones no tendrán impacto alguno.

El eslabón débil de la cadena

El encargado de defender la propuesta del Gobierno, el ministro de Trabajo, Eric Woerth, aparece como un eslabón débil del gabinete, implicado en el "caso Bettencourt" sobre tráfico de influencias en torno a la multimillonaria heredera del imperio cosmético L'Oréal.

Woerth, un convencido "sarkozista", cuenta por el momento con el apoyo del presidente, pero su figura aparece cuestionada en un momento en el que tendrá que dividirse entre la reforma más importante del mandato de Sarkozy y su defensa de los ataques por su papel jugado en ese caso.

Ante ese ambiente, antes incluso de conocer la amplitud de la huelga general, el Ejecutivo ha dejado entrever que está dispuesto a suavizar un tanto su reforma, aunque no cuenta con renunciar al núcleo de la misma, que consiste en aumentar los años de cotización retrasando la edad de jubilación.

Situarla en 62 años y elevar a 67 la edad mínima para cobrar el 100% de la pensión, frente a los 65 años, aparece como una ambición irrenunciable para Sarkozy. Pero fuentes del Elíseo han dejado abierta la puerta a la introducción de cláusulas particulares en favor de las carreras largas, de los trabajos de particular dureza o los que han cotizado en diferentes regímenes.

Saber si esas concesiones calmarán a los franceses dependerá en gran medida del éxito de la huelga.

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