
El Gobierno español vuelve a sorprender con sus bandazos en política económica. Ahora resulta que las garantías establecidas sobre el sistema financiero español, del que tanto ha presumido el Ejecutivo, ya no son suficientes a la vista de las declaraciones complacientes efectuadas ayer por la ministra Elena Salgado sobre la nueva tasa que se le quiere imponer a los bancos.
Para la titular de Economía "España tiene ya su Fondo de Garantía de Depósitos, pero siempre hemos dicho que estaríamos dispuestos a contemplar una forma de completarlo si finalmente eso es lo que se decide".
Los ministros de Economía y Finanzas de los 27 países de la UE debaten hoy si impulsar de manera coordinada en Europa y en todo el planeta la instauración de un impuesto sobre la banca (sobre sus beneficios, remuneraciones, riesgos, etcétera), y una especie de tasa Tobin sobre las transacciones financieras (ventas de bonos, acciones, derivados, divisas, etcétera). El Gobierno español ve esta última "menos viable".
La Comisión Europea también defiende crear tasas sobre bancos y cajas para alimentar una red de fondos con los que liquidar de manera organizada entidades en apuros.
España podría recaudar 1.905 millones de euros al año si impusiera un nuevo impuesto sobre cajas y bancos, según un informe de la Comisión Europea. Si en el lugar de la banca, en el punto de mira estuvieran las transacciones financieras con bonos y acciones ?a los que se aplicaría un tipo impositivo del 0,1 por ciento? la recaudación sería de unos 4.566 millones de euros: 1.311 millones provenientes del mercado de acciones y 3.255, del de bonos.
No hay datos sobre si además se gravaran las operaciones con derivados; lo que sería más complejo y, por otra parte, son transacciones que casi siempre se producen en Londres: fuera del alcance recaudatorio español.
Defensa de la austeridad
Salgado también se pronunció a favor de la austeridad presupuestaria europea, contrapuesta a los nuevos planes de estímulo estadounidenses. "La estrategia que estamos siguiendo es correcta y los números están ahí. El crecimiento de la UE, en la zona euro en particular, se está acelerando con la austeridad, consolidación fiscal y retirada de estímulos. Cada economía es distinta", argumentó.
Si ninguno de los ministros europeos de Economía y Finanzas se sale del guión, hoy formalizarán el consenso alcanzado antes del verano para someter las grandes líneas de sus presupuestos nacionales al aprobado previo del conjunto de la UE. Es el primer acuerdo que cristaliza de las negociaciones entre los Veintisiete para reforzar las normas contra el déficit.
En la actualidad, la UE analiza los presupuestos públicos de sus países cuando ya están siendo ejecutados, de manera que no hay margen para actuar preventivamente si carecen de rigor. A partir del año que viene, cada Gobierno presentará las grandes líneas de su futuro presupuesto (previsiones de gastos, ingresos, déficit, etcétera) en abril.
Y la Comisión Europea y el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE expresarán su opinión antes del verano. Si detectan que un presupuesto es demasiado optimista en sus previsiones, presionarán para que sea modificado antes de que lo apruebe el parlamento del país en cuestión durante la segunda mitad del año.
Por otra parte, Salgado se opuso ayer a que los países que en el futuro incurran en déficits y deudas públicas excesivas puedan ver congeladas las ayudas que reciben de la UE. España es el segundo país que recibe más ayudas de Bruselas: unos 35.217 millones de euros entre 2007 y 2013