
La economía alemana está demostrando una notable capacidad de recuperación y, según cálculos preliminares del Bundesbank, crecerá este año a un ritmo próximo al 3% debido fundamentalmente al tirón de sus exportaciones que se han visto favorecidas por la mejora del comercio internacional.
El "motor" de la economía europea certifica con ello su salida de la crisis pero ya hay síntomas de un repunte inflacionista en el país germano que en la última parte del año situará en un dilema al Banco Central Europeo, o subir los tipos de interés para proteger de la inflación a la primera economía de Europa o mantenerlos en mínimos para favorecer una recuperación general.
Lo que no abriga duda es el temor histórico de Alemania a la inflación y las presiones que sus autoridades ejercerán sobre el Banco Central Europeo para que eleve los tipos de interés, escenario muy posible antes de fin de año.
A la cola
Sin embargo, otras economías no marchan como Alemania, y Francia ha rebajado medio punto su previsión de crecimiento para 2010, hasta el 2%, mientras el gobierno de Sarkozy ha anunciado un recorte de 10.000 millones de euros en deducciones fiscales.
En España, a medio gas por el paréntesis estival, esta semana se ha conocido la buena marcha de la facturación industrial que subió en junio por sexto mes consecutivo, un 7,1% interanual, y la del sector servicios que lo hizo en un 7,1%.
Otro dato para el optimismo es la evolución de la morosidad que, tras los repuntes de los meses anteriores, descendió en junio al 5,247%, frente al 5,394% de mayo.
El nuevo test sobre la confianza en la economía española lo superó el Tesoro con el éxito que tuvo la colocación de 5.515 millones de euros en letras a 12 y 18 meses a tipos del 1,899 y un 2,150%, sensiblemente por debajo de anteriores emisiones.
Desconfianza en el parqué
No obstante, la desconfianza dominó esta semana en los mercados bursátiles y el Ibex cedió un 1,7% y quedó por debajo de los 10.100 puntos, con pérdidas que afectaron en mayor medida a los dos grandes bancos y a Telefónica.
El mercado acusó la debilidad de la economía estadounidense, con sus malos datos sobre el empleo y la actividad industrial, y sobre Japón que creció por debajo de lo previsto.