Stanley Karombo
Harare, 27 jun (EFECOM).- Los comerciantes minoristas de Zimbabue han desoído un orden gubernamental de reducir los precios de la canasta familiar, medida con la que las autoridades de Harare intentan combatir la hiperinflación en el país, pero que está provocando el desabastecimiento.
En un recorrido por varios almacenes de la capital zimbabuense, Efe pudo comprobar hoy que sus dueños estaban ocupados en aumentar los precios de las pocas mercaderías que aun tienen en sus estanterías, mientras que en muchos supermercados ya no hay artículos básicos como pan, leche, harina y aceite comestible.
"No somos fabricantes y si reducimos los precios no podremos reponer nuestras existencias (de mercaderías) y será el final de nuestros negocios", dijo el propietario de un almacén en el centro de Harare, quien habló con Efe a condición de mantener el anonimato.
Otros comerciantes afirmaron, por su parte, que sólo ajustan sus precios de acuerdo al índice inflacionario oficial.
El Índice de Precios al Consumo (IPC) interanual en Zimbabue aumentó a finales de mayo hasta el 4.530 por ciento y probablemente, continuará creciendo aceleradamente durante el resto del año.
Al cierre de abril, la inflación de los doce meses anteriores había alcanzado el 3.713,9 por ciento.
El ministro de Industria y Comercio Internacional zimbabuense, Obert Mpofu, ordenó el lunes a la noche que los precios de los artículos de la canasta familiar fueran reducidos, en algunos casos a la mitad, afirmando que la espiral inflacionaria en Zimbabue es una "conjura" para derrocar al gobierno.
"El gobierno ha ordenado a los fabricantes, los distribuidores mayoristas y los comercios minoristas reducir los precios de los artículos de primera necesidad hasta en un 50 por ciento con efecto inmediato en una medida contra la oleada de injustificados aumentos de las últimas semanas", señala Mpofu en declaraciones al periódico oficialista "The Herald".
Asimismo, el ministro Mpofu ordenó una investigación acerca de las razones detrás de los últimos aumentos en los precios.
Los fabricantes, cuyas industrias están ya operando a un tercio de su capacidad, aseveran que la subida en los precios está plenamente justificada porque deben pasar en la cadena hasta el consumo el costo de las divisas extranjeras necesarias para importar las materias primas que les permitan seguir produciendo.
Al cambio oficial, un dólar equivale a 15.000 dólares zimbabuenses, pero a ese precio no se consigue y quienes necesitan divisas extranjeras deben recurrir al mercado negro, donde una unidad de la moneda estadounidense cuesta entre 170.000 y 200.000 de la zimbabuense.
Según las nuevas directivas reguladoras del Gobierno, los comercios deben reducir los precios a los niveles registrados el pasado día 18 y así, por ejemplo, la horma de pan, que se vendía hasta ayer a 55.000 dólares zimbabuenses, deberá ser vendida a 22.000 dólares.
Zimbabue, otrora uno de los países más prósperos del África meridional, se encuentra inmerso desde el 2000 en una profunda crisis económica, caracterizada por la hiperinflación, un alto índice de desempleo, la pobreza y una crónica escasez de combustibles, alimentos y divisas extranjeras.
Los precios minoristas, que venían subiendo más de un 50 por ciento de un mes a otro, dieron un salto del 300 por ciento en la pasada semana, agravando la desesperada situación de hambre en que se encuentra gran parte de los quince millones de zimbabuenses.
El Gobierno ha prometido que para finales de año reducirá la inflación mensual a por debajo del 25 por ciento, pero los analistas económicos dicen que esto es imposible, debido a la enorme presión de los precios sobre la economía, especialmente después de que el país registrara un déficit alimentario incluso al final de las recientes cosechas de verano.
Las agencias internacionales de asistencia indicaron recientemente que el número de personas en necesidad de ayuda alimentaria durante el primer trimestre del 2008 subirá a 4,1 millones, casi un tercio de la población, de poco más de dos millones que se calcula para el tercer trimestre de este año.
El incremento en los precios ha tenido su mayor impacto en las áreas urbanas, donde las tarifas del transporte público aumentan casi a diario, con los transportistas culpando a la escasez de combustibles y el creciente costo de los repuestos.
La crisis económica ha elevado también el costo de los alquileres y los aranceles médicos y los analistas predicen que el ciclo inflacionario será muy difícil de quebrar debido al enorme gasto público y las siempre crecientes demandas salariales de los trabajadores. EFECOM
sk/jm/jma
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