
La Comisión Europea se suma al alza de la voracidad fiscal en el Viejo continente, consecuencia del aumento de la deuda y el déficit público en los presupuestos de los 27 países que forman la UE. El polaco Janusz Lewandowski, comisario europeo de Programación Financiera y Presupuesto, ha explicadoal rotativo alemán Financial Times Deutschland que en septiembre presentará sus ideas para reformar el presupuesto de la UE, y entre ellas figura a día de hoy la creación de algún tipo de impuesto cuya recaudación alimente directamente las arcas de Bruselas.
En la actualidad, el 11% del presupuesto comunitario se alimenta por una parte de lo que en cada país se recauda en concepto del impuesto sobre el valor añadido (IVA); un 12% llega de la imposición de aranceles aduaneros sobre las importaciones que llegan a Europa; y el restante 76% son contribuciones de cada país del club en función de sus respectivas rentas nacionales brutas.
Pero la crisis actual y las dificultades de los Veintisiete a cuadrar sus presupuestos parece que brinda a Bruselas la posibilidad de reabrir un viejo debate otras veces rechazado por temor a que convierta a la UE en un proyecto impopular.
En lugar de que los Estados deban transferir una parte de sus presupuestos al bote común en función de sus rentas nacionales, el Ejecutivo comunitario tiene previsto plantear la creación de un impuesto cuya recaudación vaya a Bruselas sin pasar por los presupuestos nacionales.
Quiere evitar problemas
El euro impuesto podría adoptar la forma de una tasa sobre las transacciones financieras, una tasa sobre las emisiones de CO2 de las aerolíneas, o de las subastas a las que tendrán que acudir las empresas europeas para obtener licencias de emisión de CO2.
Bruselas confía que así se evitaría la batalla que explota periódicamente entre los países de la UE, cuando cada siete años negocian el marco presupuestario multianual del bloque. La próxima negociación será para el periodo que comenzará en 2014.
El conservador portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, prometió hace un lustro una reforma sin tabúes del presupuesto comunitario. Pero todavía no se ha atrevido a presentar ninguna propuesta oficial, por las muy divergentes posiciones de las capitales europeas.
Además de reformar los ingresos con la posible creación de un euro impuesto, se prevé que en los futuros presupuestos de la UE pierdan importancia las ayudas a la agricultura (que en la actualidad todavía se llevan casi la mitad del pastel), y suba el porcentaje dedicado a capítulos como la investigación y el desarrollo (I+D), la gestión coordinada de la inmigración, la política exterior común y la lucha contra el terrorismo.