Economía

Médicos y farmacéuticos, contra el proyecto de receta

¿Cuántos médicos se necesitan para rellenar los 795 millones de recetas que se extienden al año? La respuesta es 10.000 a tiempo completo.

Todo un derroche para una tarea que desde la Organización Médica Colegial (OMC) tachan de "administrativa". La oportunidad de liberar tiempo de los profesionales sanitarios en beneficio del paciente está en un proyecto de Real Decreto de Receta Médica que, de momento, decepciona. Y eso que la última vez que pasó el tren en España para regular este acto médico fue en 1984.

"Reducir la carga burocrática"

Los facultativos han firmado un manifiesto para reclamar una receta multiprescripción que agrupe los distintos tratamientos que necesita un paciente. Es la forma de "reducir la carga burocrática" y contribuir a "hacer un uso eficiente de los recursos", aseguran desde la OMC. De hecho cada médico de Atención Primaria dedica el 30 por ciento de su tiempo de consulta a rellenar las 30.000 recetas que prescribe al año, de las que 25.000 sólo dan continuidad a los tratamientos de pacientes crónicos.

Sin embargo, el proyecto de Sanidad sigue exigiendo que cada receta recoja un medicamento y un único envase del mismo.

¿Y en la botica?

En el otro extremo no están mejor las cosas. En opinión del presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, Alberto García Romero, el proyecto presentado por Sanidad es "obsoleto y aumenta la burocracia" y confía en que el Ministerio "escuche las demandas del sector". El responsable de la entidad madrileña explica a este diario que no se han introducido garantías para evitar las falsificaciones de las recetas médicas privadas, ni tampoco se ha intentado homologar las experiencias autonómicas en receta electrónica.

El proyecto tan sólo se limita a recoger esta última posibilidad pero sin entrar en más detalles, lo que para García Romero "es inexplicable", ahora que siete comunidades (Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha, País Vasco, Cataluña, Islas Baleares, Canarias y Comunidad Valenciana) han lanzado sus propios modelos de receta electrónica.

La farmacia tendrá que cargar además con más burocracia porque deberá detallar sus datos de identificación fiscal en la receta, solicitar el número de afiliación al Sistema Nacional de Salud en las recetas privadas, y pedir el nombre y dos apellidos del paciente, cuando en el caso de extranjeros muchos no tienen el segundo apellido. También tendrán que entregar a los pacientes un recibo con la identificación de la farmacia, fecha de la dispensación y nombre del medicamento, entre otros requisitos.

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