
El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Estados Unidos descendió una décima en el mes de junio en términos intermensuales, lo que supone su tercera caída consecutiva, que la tasa interanual se colocó en el 1,1% tras el 2% de mayo. Los datos están prácticamente en línea con las previsiones de los analistas.
Según ha informado hoy el Departamento de Trabajo estadounidense, la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los precios de la energía o de los alimentos, subió un 0,2% en el mes y se mantuvo estable en el 0,9% interanual.
José Luis Martínez, estratega de Citi, destaca que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no tiene objetivos de inflación, pero que en el pasado se ha considerado que un nivel de precios por debajo de 1,8% "no es deseable", aunque son ya muchos meses por debajo de este nivel.
Caída de los precios de la energía
Al igual que en los dos meses anteriores, el descenso en los precios de la energía (-2,9%), que fue idéntico al del mes de mayo, fue la causa principal de la caída de la inflación en Estados Unidos. Este dato compensa ampliamente el incremento en dos décimas de la inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía.
Dentro de los precios de la energía, destaca especialmente el descenso de los precios de la gasolina (-4,5%) y la electricidad (-2,2%). Por su parte, los precios de la alimentación se mantuvieron estables por segundo mes consecutivo.
En lo que respecto a la inflación subyacente, el Departamento de Trabajo señala que una amplia cantidad de indicadores registraron incrementos en el mes de junio, entre ellos el alojamiento, el vestido, los vehículos usados, la atención médica, el tabaco y el ocio. Esto compensa "con creces" los descensos de los precios de los productos domésticos y las tarifas aéreas.